Este 4 de julio, día de fiesta nacional de nuestros vecinos del norte, lo celebro leyendo un documento sencillo pero poderoso. Se trata de un Glosario para Representantes de México en Estados Unidos, editado por la Cámara de Diputados y el organismo de la sociedad civil Fundación Imagen de México.
Es bien sabido que buena parte del éxito en la negociación del TLC en los noventas no fue casualidad, sino el efecto de un grupo de expertos que, con una narrativa en común, hicieron un trabajo extraordinario convenciendo a actores estadounidenses relevantes, muchos de los cuales se oponían rotundamente al tratado. Desde entonces parecería que hemos perdido aquella claridad sobre lo que queremos de nuestra vecindad.
Hoy sabemos que el desarrollo económico de México no se puede concebir sin entender la dinámica y la integración de la región. También sabemos que la imagen de México en el extranjero es compleja: por una parte existen expectativas enormes, pero, por la otra, la inseguridad y la falta de un Estado de derecho generan desconfianza y temor. Por eso es que el esfuerzo del Diputado Agustín Barrios Gómez por que se llevara a cabo este Glosario no podría haber llegado en un mejor momento. Urge una narrativa en común, por lo menos para quienes representan a México en EU.
Este interesante documento propone, por ejemplo, evitar el uso del término “norteamericano” para referirnos a los estadounidenses, principalmente porque México y Canadá también son parte de Norteamérica.
Otro término que con frecuencia se usa mal es la palabra “ilegal” para referirnos a los indocumentados. “Ilegal” puede ser un hecho pero nunca la identidad de una persona. Asimismo, es interesante que, cuando pensamos en mexicanos en los Estados Unidos, generalmente pensamos en indocumentados, siendo que, de los 32 millones de mexicanos y mexicano-americanos que están del otro lado de la frontera, casi el 80 por ciento tienen, o bien la residencia, o la ciudadanía estadounidenses. El glosario también hace la separación entre latinos y mexicanos. Los mexicanos son el grupo más grande entre los latinos, pero no son sinónimos.
El Glosario también incursiona en temas escabrosos. Cita algunos puntos que ponen en perspectiva la pérdida del territorio. Primero, habla del centralismo mexicano y de cómo el territorio anexado consistía en grandes cantidades de tierra inhabitada. Aunque el territorio era vasto, la población en esta zona era de 150 mil personas que se encontraban, en su mayoría, en Santa Fe, Nuevo México. Segundo, se hace referencia a un estado impredecible. Steven Austin, fundador del estado de Texas, juró lealtad a México pero fue encarcelado cuando cambió el gobierno central. Y, por último, se menciona que Estados Unidos tenía ya una visión de potencia continental e incluso había un movimiento llamado “All American Movement”, donde se debatió si se debería intentar anexar todo el territorio mexicano.
El Glosario también habla de “chicanos” y de movimientos como “La Raza” y “Aztlán”, que buscaban una identidad común entre los mexico-americanos. Estos movimientos no sobrevivieron y hoy palabras como “chicanos” pueden incluso ser despectivas.
En México siempre estamos comunicando. De hecho somos buenos exportando conceptos como “mariachi”, “sombrero” y “tequila”. Si esto mismo lo trasladáramos a “crecimiento”, “integración económica”, “relación bilateral”, la marca “México” o “invierte en México”, seríamos imparables. Este Glosario y su discusión son un buen punto de partida.
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