La vieja manera de resolver nuestros problemas dejó de funcionar. El sistema político fue diseñado para que un presidente fuerte impusiera su voluntad sobre el conjunto de la sociedad. El congreso fue diseñado para aprobar lo que el presidente enviaba, no para analizar sesudamente las iniciativas de ley. De esta manera, los buenos presidente tuvieron un impacto muy positivo, pero los que fueron malos resultaron desastrosos. El “divorcio” entre la presidencia y el PRI en 2000 cambió la realidad política.
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