Pocas veces es posible apelar a la “justicia divina” como un factor determinante en un análisis riguroso de algún acontecimiento. En la mayoría de las ocasiones que se recurre a dicha figura retórica, más bien corresponde a un acomodo ad hoc de un entorno o situación. Sería un tanto absurdo pensar, por ejemplo, que la coronación del representativo alemán de futbol soccer en el recién terminado campeonato del mundo se debió a una acción providencial encaminada a premiar a quien fue más eficiente en la práctica de ese deporte en un torneo determinado. Simplemente, la llamada Mannschaft sí fue más eficiente que sus rivales. La alegoría es más dramática si se pretende utilizarla en política, donde la “justicia humana” es ley (hasta que la naturaleza lo diga, claro está). Permanecer impávido mientras se perpetra la injusticia, el abuso, la preservación de canonjías, la impunidad y, peor aún, se participa de las mismas esperando que las cosas cambien para bien, es una actitud que raya en la esquizofrenia colectiva. Una de las grandes innovaciones de la modernidad fue el incremento de participantes en la vida pública. Por desgracia, uno de los avatares de mayor presencia en la posmodernidad es la negligencia de la población, nutrida por la apatía y el regodeo en la ignorancia, disfrazada de vez en vez con esputos de histeria colectiva alrededor de un pasatiempo.
1-Los órganos reguladores: el quid de la apertura energética. El 11 de julio pasado terminó la discusión en comisiones senatoriales del cuarto paquete de leyes secundarias de la reforma energética. Aunque sólo fueron tres piezas discutidas –modificaciones a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, y la creación de la Ley de Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética, y la Ley de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos—, la importancia de este bloque reglamentario es fundamental, en particular dado el diseño propuesto para el funcionamiento de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). La experiencia internacional ha ilustrado en distintas oportunidades que una regulación ineficiente, derivada de burocracias desde insuficientes hasta poco capacitadas (comparadas con el conocimiento de especialistas que laboran para los actores económicos relevantes), las cuales suelen operar con reglas confusas o engorrosas, puede distorsionar los eventuales beneficios económicos de la apertura a la competencia y generar incentivos perversos entre los inversionistas. Esto último resulta todavía más delicado cuando se habla de sectores estratégicos como el de la energía. En términos generales, si la esencia de las propuestas referentes a los llamados órganos reguladores coordinados se concreta, la CNH y la CRE adquirirían responsabilidades tan sensibles como las licitaciones de contratos de exploración y extracción de hidrocarburos, la asesoría técnica a la Secretaría de Energía, así como “regular y promover el desarrollo eficiente” de los mercados de gas, electricidad, petróleo, petrolíferos y petroquímicos. ¿Cuáles son los principales retos que se avecinan para los órganos reguladores coordinados? ¿Qué riesgos existirían, dado el contexto mexicano, si los mecanismos regulatorios no funcionan de forma adecuada?
2-La Ley Federal de Telecomunicaciones (LFT): su alcance sobre los oligopolios del sector. A mediodía del 14 de julio, el presidente Enrique Peña promulgó las leyes reglamentarias de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión. Unos días antes, cuando se dieron por concluidos los debates en el Congreso y sólo bastaba la rúbrica presidencial para su posterior entrada en vigor, uno de los actores involucrados más relevantes en el entorno económico de la reforma, la empresa América Móvil (AMX), emitió un sorpresivo anuncio. El consorcio encabezado por Carlos Slim ha declarado su intención de desincorporar un número suficiente de activos a fin de eludir la declaratoria de “preponderante” de la cual fue objeto hace unos meses por parte del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). La medida del órgano regulador haría de AMX un actor sujeto a medidas asimétricas que beneficiarían a sus principales competidores encarnados en los grandes emporios televisivos del país. Asimismo, le dificultaría utilizar sus plataformas para incursionar en mercados como el de la radiodifusión. Sin embargo, si se llega a concretar el complejo proceso de desincorporación, cuyos bemoles ha descrito en diversas entrevistas la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República, AMX estará en condiciones de competir en México en radiodifusión, tal como ya lo hace en otros países de América Latina. Según se plantea el panorama en el corto plazo, el punto referente a impulsar la competencia en el sector telecomunicaciones y radiodifusión pudiera entenderse más como un “emparejamiento de la cancha” entre competidores tradicionales, y no como una apertura a más actores y todas sus implicaciones en materia de oferta de contenidos, calidad en el servicio, y demás. ¿Podría ser de otra manera? ¿Qué tanto la LFT implica un mayor control político desde el gobierno? ¿Cómo podría afectar el entorno de competencia que pudiera crearse en otras plataformas, en especial desde la red, si ésta se encuentra controlada por los oligopolios del ramo?
3-Los dos grandes lastres de PEMEX (además de la corrupción): ¿cómo y cuándo se resolverán? En su nota de ocho columnas de este 14 de julio, Milenio retoma los temas del pasivo laboral de Petróleos Mexicanos y del decremento en la producción de crudo en el país. Ciertamente, estas preocupaciones no son nuevas. De hecho, la reforma energética que intentó impulsar sin éxito el ex presidente Felipe Calderón, colocaba entre las principales justificaciones para la apertura la necesidad de disminuir la dependencia del aminorado yacimiento de Cantarell, ir a la exploración de aguas profundas, y atraer mayor inversión enfocada en proyectos con dificultades técnicas y operativas. Del mismo modo, en la actualidad, el problema del gigantesco pasivo laboral de la todavía paraestatal, el cual habría ascendido al cierre de 2013 a 1.14 millones de millones de pesos (12.4 por ciento más que en 2012), significaría (en teoría) un obstáculo importante si PEMEX en verdad pretende convertirse en una empresa competitiva. Ahora bien, estos elementos ya son viejos conocidos de la opinión pública y sólo regresan recurrentemente a la discusión cuando son objeto a actualización. No obstante, pocas veces se ofrecen soluciones aterrizadas a los mismos. Hace unos días, cuando se discutían los paquetes de la reforma energética vinculados a ingresos y presupuesto, es decir, los que se procesan en la Cámara de Diputados, hubo una seria discrepancia entre PRI y PAN en este sentido. Los priistas pretendieron oficializar la utilización del fondo soberano del petróleo a fin de aliviar cuestiones como el pasivo laboral de PEMEX e, incluso, financiar el rescate de las entidades federativas aquejadas por la irresponsabilidad de sus respectivos endeudamientos. Al parecer esta asonada no ha prosperado, aunque los dictámenes finales no se han votado. Por otra parte, si no se sanean sus finanzas, ¿cuál será el futuro de la próxima “empresa productiva del Estado”? ¿Cuánto tiempo más podrá subsistir PEMEX mientras no cambie la tendencia decreciente en la producción?
4-¿Qué le falta perder al PAN? Como se reportó en ediciones anteriores de esta Agenda de Análisis, el Instituto Nacional Electoral (INE) está concluyendo un proceso de fiscalización de los padrones de los siete partidos políticos que tienen registro (cabe recordar que los tres nuevos partidos –MORENA, Encuentro Social (PES) y Partido Humanista—tendrán su incorporación oficial (y presupuesto público), a partir del 1 de agosto). La semana pasada se divulgaron las anomalías en el PRD. En esta ocasión, le ha tocado el turno al PAN, cuyo problema no fueron tanto los miembros “compartidos” con otras organizaciones –como fue el caso perredista—, sino su escasez de militantes. La ley vigente indica que los partidos políticos deben acreditar un mínimo de miembros equivalente a 0.26 por ciento del padrón electoral de los comicios federales inmediato anteriores (ese tope mínimo es de 219,608 personas). Acción Nacional, tras haber llevado a cabo un proceso de depuración de su padrón, disminuyó sus números de niveles superiores a un millón de ciudadanos, hasta un mínimo preliminar verificado por el INE de 222,928 miembros. Mucho se ha hablado de la merma que encararán los partidos de izquierda, en particular el PRD, tras la formalización de las operaciones de MORENA. Sin embargo, poco se ha hablado cómo incidirá la presencia del PES y del Partido Humanista, cuyos programas apelan al conservadurismo social –el cual, por cierto, no está del todo ausente del supuestamente más pragmático PAN—, en la problematizada militancia panista o, al menos, en los sectores poblacionales donde Acción Nacional pudiera buscar nueva militancia. Asimismo, los recientes comicios locales en Coahuila y Nayarit plantean otros síntomas no muy halagüeños de la actual salud política del panismo. Las curules del legislativo coahuilense fueron arrasadas por el PRI, mientras que, en la entidad nayarita, el PAN fue capaz de obtener la alcaldía de Tepic, aunque cobijado por una alianza sui generis con el PRD. Si a esto se le añaden las dificultades que ha tenido el blanquiazul para erradicar su imagen de colaboracionismo impresa desde el Pacto por México, así como la ausencia de claridad en cuanto a su propuesta partidista, la prospectiva no promete demasiado.
5-La fantasía de los BRICS. Terminado el campeonato mundial de futbol soccer, Brasil ahora será sede, entre el 15 y el 17 de julio, de la VI Cumbre de los BRICS, el grupo informal de economías emergentes (o al menos lo eran cuando se acuño el acrónimo a fines de la década anterior) integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Ya antes de iniciar los trabajos que se llevarán a cabo en el Centro de Eventos de Ceará en la (hasta hace unos días poco conocida) ciudad septentrional de Fortaleza, se han dado a conocer algunos puntos de la agenda de la reunión. Entre los más destacados está la conformación de un banco de desarrollo que pudiera servir de contrapeso (así se dice) al Banco Mundial. Dicha institución se fondearía de inicio con la aportación de 10 mil millones de dólares de cada uno de los cinco miembros del grupo. Además de ello, se proyecta crear un Acuerdo Contingente de Reservas, la versión BRICS del Fondo Monetario Internacional, el cual sería una reserva de divisas a fin de apuntalar, sobre todo, sus balanzas de pagos; su capital inicial ascendería a 100 mil millones de dólares. A pesar de este esfuerzo, el escepticismo lo ronda crecientemente. En palabras de la Asociación Brasileira de Comercio Exterior, José Augusto de Castro, “los BRICS no conforman un bloque comercial, sino que sólo es un conjunto de letras que forman una palabra creada por un economista”. Lo cierto es que, comparada con la imagen de apenas un lustro atrás, los “ladrillos” del muro económico de los emergentes se han ido haciendo polvo poco a poco. Resulta también curioso cómo eventos deportivos internacionales como la Copa FIFA o los Juegos Olímpicos han servido para hacer más evidente esas debilidades, desde Sudáfrica 2010 hasta Sochi (Rusia) y Brasil 2014: infraestructura endeble, desigualdad, condiciones poco óptimas para nuevas inversiones, problemas sociales, entre otros. ¿Son los BRICS una apuesta perdida?
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