Agenda de análisis. 19 de noviembre de 2013

Telecomunicaciones

En una semana donde, tal como ilustró el monero Gonzalo Rocha en su cartón de este lunes 18 de noviembre, el único desfile que veremos será el de los compradores del Buen Fin reclamando o devolviendo los bienes y servicios adquiridos en “el fin de semana más barato del año”, también se estará iniciando la cuenta regresiva (40 días a partir del 21 del presente) rumbo al vencimiento de los 120 días que el presidente Peña señaló como cruciales para la transformación del país. Por supuesto que el gran pendiente, la “cereza del pastel” de las reformas “para mover a México”, serán las modificaciones constitucionales en materia energética. No pocos intuyen que el proceso se antoja apresurado; entonces no se puede. Otros dicen que “si los legisladores le echan ganas”, la agenda podrá desahogarse; entonces sí se puede. No obstante, la pregunta relevante no es si habrá reformas o no, ni cuántas van a ser. Lo trascendental será analizar para qué van a servir. Una cosa es firmar, y otra muy distinta es cumplir…
1-¿Qué tan saturada está la agenda legislativa? El coordinador de los diputados priistas, Manlio Fabio Beltrones, ha realizado el exhorto a laborar hasta cuatro días por semana en el Congreso con el objetivo de concluir todos los pendientes. Los plazos parecen cortos, sobre todo aquella en el interés del presidente Peña, como para tenerla lista para el 15 de diciembre que finaliza de manera formal el presente periodo ordinario de sesiones del Congreso. Ahora bien, el tiempo podría no ser tan reducido, si se toma en cuenta que buena parte de las negociaciones (por lo menos así ha sido hasta ahora) pasan el Legislativo como una mera aduana, ya que el grueso de las mismas se ha realizado en las opacas mesas del Pacto por México. Así, temas como la reforma energética, las leyes secundarias en telecomunicaciones y competencia, y los nombramientos de los consejeros del IFE podrían estar ya más que cocinados. En una de esas, hasta se nos van los legisladores de vacaciones antes de lo previsto.
2-Un presupuesto generoso (para el gobierno). Con el pretexto de haberle dado un tenor de fomento al desarrollo social, impulso a la infraestructura, y una mejor y más transparente redistribución del ingreso, el gobierno federal aplaudió la manera en la cual los diputados repartieron los 4.46 billones de pesos del Presupuesto de Egresos 2014 (PEF). Sin duda, revisar rubro por rubro cómo se gastará el dinero de las arcas públicas es una tarea titánica. No obstante, al detenerse a examinar cómo crecieron los recursos disponibles para dependencias del gabinete legal y ampliado, por ejemplo, se observa que se dista mucho de la promesa de austeridad del actual gobierno. Cierto, la SHCP, encabezada por Luis Videgaray, verá una caída en su presupuesto de 7.7%; todas las demás secretarías lo subieron por arriba de la inflación. Desde el 6.1% de la “zombieficada” Secretaría de la Función Pública –la cual está por cumplir un año de haberse “extinguido”—, hasta el 353% de la flamante Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). ¿Se justifica?
3-La gran prueba del Pacto por México…desde la oposición. Si se evaluara el cumplimiento de los más de un centenar de puntos contemplados en el Pacto por México y en su casi olvidada adenda pre-post-plus-electoral, el presidente Peña tiene altas probabilidades de cantar victoria cuando hayan transcurrido los 120 días –proclamados el 2 de septiembre pasado—que dio como plazo a fin de concretar las reformas cruciales a favor de la transformación de México. Quienes no podrían correr con tanta suerte son los dos pilares del mencionado acuerdo: el PAN y el PRD. La decisión de los dirigentes nacionales de ambos partidos sobre adscribirse a esa alianza con el gobierno peñista, no sólo encontró diversas resistencias al interior de sus institutos políticos, sino que ha tenido una lógica más similar a la de una salvación de camarillas y no a de la consolidación de un foro de diálogo multipartidista encausado a hallar las mejores soluciones para las problemáticas de mayor urgencia en el país. Las respectivas pugnas por las renovaciones de los liderazgos panistas y perredistas se calientan día con día. ¿En qué estado se encontrará la oposición mientras el gobierno federal proclama sus triunfos?
4-¿Vale la pena tener una Comisión Federal de Competencia Económica (como la actual)? Con relucientes comisionados, marco jurídico –si bien sin leyes reglamentarias todavía—y estructura, la CFCE protagonizó la primera resolución polémica de su presente administración. La autorización de la fusión de las empresas de proyección de material cinematográfico, Cinemark y Cinemex, significará un acaparamiento del mercado en el rubro, ya que la nueva megacompañía tendría una participación superior al 50% del mismo. Si se suman el “nuevo” Cinemex con su principal competidor, Cinépolis, se estaría contabilizando alrededor del 90% del mercado, lo cual crearía (oficializaría) de facto un duopolio. Lo cierto es que las prácticas anticompetitivas en este y otros sectores de la economía son de naturaleza estructural. Aun sin autorizar la fusión, las dificultades de pequeños competidores para acceder y sobrevivir son prácticamente insalvables. Hace una semana, la comisionada presidenta de la CFCE, Alejandra Palacios, prometió ante senadores que en enero presentará un plan con la finalidad de subsanar problemas estructurales de competencia vía la legislación secundaria pendiente. ¿Cuáles serían los principales puntos a corregir?
5-Los recortes presupuestarios a cultura y deporte: ¿hora de dejarse de “rasgar las vestiduras”? De los rubros en los cuales poco se suele invertir, pero que cada año diversos sectores de la opinión pública claman por su aumento, tal vez los más destacados –dejando fuera el tema del fomento al desarrollo científico y tecnológico— son la cultura (cuyo recorte para 2014 será de 4 mil millones de pesos (mdp)) y el deporte (con una disminución de 162 mdp). Por un lado, se argumenta cómo el dinero dedicado a esas áreas, fundamentales para el desarrollo integral de la sociedad, tiene una distribución inequitativa, desordenada, plagada de corrupción y hasta desperdiciada (como si buena parte del resto de los recursos públicos no se gastaran así). Por otro lado, no parecen existir objetivos claros a propósito de cómo incidirían la cultura y el deporte, no como pasatiempos, sino como componentes básicos en la vida nacional. ¿Qué papel tendría que desempeñar el gobierno? ¿Sería preferible dejar eso en manos de filántropos, mecenas y hasta de mercenarios (como ha sucedido a la fecha)?

La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org

Comentarios