Agenda de análisis semanal. 15 de julio de 2013

Transporte

Comienza a llegar la hora de la verdad para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Comparado con los acontecimientos vividos a lo largo de sus primeros 230 días de gestión –a cumplirse a mediados de esta semana—, aquello por venir en la última parte de 2013 mostrará qué tan afilado se encuentra el colmillo del “nuevo PRI”. Al decir lo anterior no se habla de las capacidades casi innatas de los priistas para operar la escena electoral, darle la vuelta con taurina maestría a los escándalos mediáticos, o enterrar su historia en la fangosa memoria de los mexicanos. Ahora el PRI deberá mostrar su maestría para llevar adelante su agenda en un contexto de mayor pluralidad (o desorden) político, con nuevas variables en el contexto nacional y, en particular, con los caprichos de la ambición política (no tanto de los ideales) de una oposición que, aunque maltrecha, podría recobrar su energía, bríos y, por muy difícil que parezca, hasta su legitimidad, en no mucho tiempo.

1- El “extraordinario” periodo extraordinario de sesiones de la Cámara de Diputados. Por primera ocasión en ocho años, un pleno legislativo estará laborando fuera de su calendario ordinario. Aun cuando el presidente Calderón llamó al Congreso a sesionar extraordinariamente en su penúltimo año de gestión (2011), a fin de sacar importantes reformas como la laboral, la de combate al lavado de dinero, y la (enésima) reforma política, el PRI en ambas cámaras, en particular en el Senado –liderado entonces por Manlio Fabio Beltrones—, logró impedir la iniciativa. Ahora, el hoy diputado Beltrones haya sido clave en la concreción del periodo extraordinario a celebrarse entre el 16 y el 19 de julio próximos. Si bien el Senado no tendrá actividad hasta agosto, San Lázaro podría dar trámite legislativo final a varios asuntos (la reforma al IFAI, las bases para el Código Penal Único, la creación del nuevo órgano anticorrupción, por ejemplo). ¿Qué tanto conviene (políticamente) “limpiar” la agenda del Congreso antes del siguiente periodo ordinario de septiembre, y dejar llano el terreno para las reformas hacendaria y energética?

2- La falsa ambrosía del Pacto por México. Después de que los resultados electorales del pasado 7 de julio no favorecieron a varios candidatos de su grupo político –en particular a su hermano Saúl en su intención de gobernar el municipio zacatecano de Fresnillo—, el diputado Ricardo Monreal declaró: “A los pactistas, justicia y gracia. A los que no queremos entrar al Pacto [por México], garrote limpio, exterminación, linchamiento”. Mientras tanto, Gustavo Madero y Jesús Zambrano mantienen sus quejas de violaciones a la adenda del acuerdo, pero como sin querer romperlo (por el bien de las reformas que el país requiere, según ellos). Esto, más que un “golpe de autoridad” de los líderes del PAN y el PRD –ambos en el ocaso de sus gestiones—, asemeja a un grito desesperado por probar un ilusorio elixir de “inmortalidad” política de cara, no a los procesos legislativos venideros, sino a la sucesión en sus respectivos partidos. ¿Hasta cuándo y qué tan útil podrá continuar siendo el chantaje de la oposición sobre el gobierno federal amenazando con retirarse del Pacto?

3- ¿Realmente importan las encuestas (sobre todo fuera de las temporadas electorales)? Es muy probable que en los próximos días comencemos a ver circular por los medios algunos levantamientos de opinión acerca de los niveles de aprobación del presidente Peña (unos más confiables que otros, en especial si recordamos las fallas de algunas casas encuestadores en sus “fotografías” durante los comicios presidenciales de 2012). Ya en días previos se han presentado indicadores de simpatía sobre acciones y propuestas –presentes y futuras—por parte del gobierno federal. Destaca la cifra dada por el CIDE que señala un 65% de desaprobación entre los mexicanos de una eventual participación extranjera en las inversiones de PEMEX. Ahora bien, aun cuando la “popularidad” del titular del Ejecutivo Federal disminuyera, y las medidas de política pública que emprendiera fueran “impopulares” pero, según su criterio, necesarias, ¿qué tanto está en riesgo la legitimidad de sus decisiones? ¿Importa?

4- Las cifras de educadores y educandos en la instrucción pública: se siguen haciendo las preguntas equivocadas. Este fin de semana pasado, ocurrieron dos eventos relevantes en términos de la educación impartida por el Estado. Por un lado, la UNAM presentó los resultados de su segundo concurso de ingreso a licenciatura para el ciclo 2013. Por el otro, se llevó a cabo el Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes 2013-2014, con el propósito de seleccionar a quienes ocuparán poco menos de 13 mil vacantes de profesores en el sistema educativo nacional. En ambos casos, la queja de diversos actores, en particular desde la izquierda (mediática), se centra en la enorme cantidad de rechazados –en números cercanos al 90% de los aspirantes—; en este sentido, no hay novedades. Ya es tiempo de que otras preocupaciones de mayor impacto estructural atraigan nuestra atención: ¿para qué ampliar un mediocre sistema de selección docente donde el requisito mínimo es obtener un 3.1 de calificación?; ¿el problema es la falta de lugares en las universidades, o la falta de opciones alternativas a las mismas?

5- El Programa de Inversiones en Infraestructura de Transporte y Comunicaciones 2013-2018. Este lunes 15 de julio, el presidente Peña finalmente hizo el anuncio, en términos generales, de cómo, cuánto y en qué pretende invertir en infraestructura a lo largo de su administración. El mandatario indicó que, inicialmente, su gobierno gastará alrededor de 100 mil millones de dólares en, por ejemplo, 5,400 kms. de carreteras, la ampliación de 60% en los puertos marítimos, 950 kms. de ferrocarriles y en la evaluación de un añejo anhelo: el diseño de alternativas funcionales al tráfico aéreo del aeropuerto de la capital del país. Los proyectos en transporte y comunicaciones tendrían que estar apalancados, tanto por la recién aprobada reforma en telecomunicaciones, como en las próximas iniciativas en materia hacendaria y energética. Con esto último en mente, ¿cuáles serían las principales diferencias en la concreción de estos planes con o sin las reformas aún ni siquiera presentadas?; ¿ya están saldados los pendientes que no concluyó el gobierno anterior?

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