Durante la sesión de Congreso General que inauguró el primer periodo ordinario de sesiones del segundo año de la LXII Legislatura, sólo faltó el regreso triunfal del Presidente de la República a San Lázaro para entregar el Informe de Gobierno. “Poco a poco”, dirán algunos. No obstante, los legisladores, en particular los diputados, no pudieron enviar un mensaje más contundente que haber iniciado sus trabajos justo el día del acto protocolario –algo de por sí inusual—, sino también lo hicieron con la discusión y votación de una ley cuya polémica ha volteado de cabeza al Distrito Federal y otras ciudades del país. Unas horas más tarde, el presidente Peña celebraba estos hechos: “Los mexicanos nos sentimos orgullosos cuando nuestras instituciones democráticas cumplen con su responsabilidad por encima de presiones o intereses de grupo”. ¿Estaremos ante las primeras señales de una recuperación del orden por parte del Estado o, en realidad, sólo es una fachada más de escenarios “precontrolados”?
1-El discurso alusivo al Primer Informe de Gobierno: ¿había materia? Tal vez nueve meses de gestión son insuficientes para ver un “golpe de timón” y hasta pareciera injusto realizar una evaluación severa del desempeño de Enrique Peña como presidente de la República. Sin embargo, también se esperaría un poco de recato cuando se anuncian cifras dudosas, cambios “por arte de magia”, y resultados que, en estricto sentido, no corresponderían al reporte sobre el “estado de la administración pública federal” –como la aprobación de leyes, por ejemplo. Tampoco es del todo sincero desde Los Pinos hablar de no haberse dejado llevar por la inercia del gobierno anterior, ya que se percibe exactamente lo contrario en políticas tan trascendentes como la seguridad y la economía. A sabiendas de que el mandatario, igual que el resto de la clase política del país, sufre de un descrédito tal vez sin precedente, ¿pudo haberse aprovechado de mejor forma este evento en términos de la credibilidad del gobierno?
2-Las adendas legislativas: ¿”albazos democráticos”? En las últimas semanas, dos leyes polémicas fueron aprobadas en la Cámara de Diputados (una en su sede de Conscripto y otra en la de San Lázaro) bajo una fórmula sui géneris. Tanto la reforma constitucional en materia de transparencia, como la Ley del Servicio Profesional Docente llegaron a discutirse con dictámenes enmendados unas horas antes de subir al Pleno. En el primer caso, hasta aplausos se recibieron por haber corregido algunas cuestiones calificadas como negativas por, principalmente, asociaciones de la sociedad civil. En cambio, en la ley reglamentaria de la reforma educativa, ya se está hablando de cesiones regresivas ante la presión del magisterio disidente. El punto es que esas adendas permitieron el tránsito de las iniciativas por una cámara, aunque no garantizan su paso terso por la revisora. ¿Qué tanto beneficia al debate esta “nueva” forma de legislar? ¿Qué diferenciaría a un trámite rápido (fast-track) de un albazo?
3-Las “zanahorias” para la CNTE. Comparado con el comportamiento de la disidencia del magisterio a lo largo del último mes en su “visita” a la capital, su actuar durante los eventos vinculados tanto con el Informe presidencial, como de la inauguración del periodo ordinario legislativo –donde se terminó aprobando la Ley del Servicio Profesional Docente (LSPD)—ha sido bastante “discreto”. Lo cierto es que la adenda al dictamen de la LSPD deja ver ciertas concesiones a las demandas de los “maestros en resistencia”. Algunas podrían ser justas, como el reconocimiento de contextos sociales y culturales diversos que se considerarían a la hora de evaluar el desempeño del profesorado; otras, parecen más cesiones al statu quo magisterial. Por si fuera poco, el presidente anunció un “programa especial de apoyo a la enseñanza en entidades con mayor atraso educativo”. ¿Se le estarán “bajándole rayitas” a la reforma educativa o sólo se está haciéndola más factible?
4-¿Qué cambió del 1DMx al 1SMx? Después del desaseado operativo implementado tanto por las fuerzas locales como por las federales el día de la toma de posesión del presidente Peña, el pasado 1 de septiembre se escribió una historia distinta con las protestas contra el gobierno. A pesar de igualmente haber cercado San Lázaro y de tener un importante despliegue de seguridad en varias zonas cercanas al Centro Histórico de la Ciudad de México, ahora no hubo “mártires tuertos”, ni tampoco la destrucción desmedida en comercios, hoteles y sitios públicos aledaños (ya suficiente tienen con las pérdidas emanadas de tener que blindarse cada vez que se avecina una manifestación). El jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, ha celebrado el grado de coordinación entre ámbitos policiacos, el cual habría disminuido los efectos de la violencia, sobre todo proveniente de los autodenominados anarquistas. ¿De verdad se habrán aprendido las lecciones del 1DMx? ¿Hubo mejor control mediático de los hechos?
5-¿Pacto o muerte? Tras la ausencia de Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, del acto donde el presidente dio su discurso con motivo del Informe de Gobierno, el perredista fue cuestionado sobre si su inasistencia era señal de su ruptura con el Pacto por México. Zambrano de inmediato desmintió esto. Por su parte, el panista Gustavo Madero, además de sí atender a la invitación de Los Pinos, no perdió oportunidad para señalar las bondades del Pacto. Unos días antes, el máximo dirigente del PAN pronunciaba un discurso criticando con vehemencia a la actual administración federal. En la práctica, tal como se ha visto en las más recientes leyes discutidas en el Congreso, PAN y PRD han presentado poca o nula resistencia a las iniciativas, cambios y agenda de las bancadas del PRI. ¿A qué juega la oposición dentro del Pacto con esta actitud esquizofrénica? ¿Cómo incidirá la adhesión de sus dirigencias nacionales en sus próximos procesos de renovación?
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