Nada más terrible que la indefensión ante una contingencia meteorológica. Sin duda. No obstante, por si la tragedia humanitaria fuera insuficiente, la tragicomedia política, social y hasta mediática ha hecho su aparición como pocas ocasiones. Desde contradicciones entre funcionarios federales acerca del impacto económico de los eventos (el secretario de Hacienda habla de la necesidad de ajustar el Presupuesto 2014, mientras el secretario de Economía afirma que “en el balance, tenemos elementos que finalmente se van a convertir en un impulso al crecimiento”), pasando por recriminaciones ante la supuesta tendencia a delegar la ayuda en especie a los donativos de la sociedad civil en vez de que el gobierno lleve la voz cantante invocando el principio redistributivo del dinero público, hasta cirqueras televisivas disfrazadas de rescatistas. Lo cierto es que una serie de tormentas no pueden sepultar los problemas nacionales. Generalmente, cuando las aguas bajan, es el momento en el cual se percibe la verdadera magnitud de los daños…
1-La repartición de culpas: las arenas movedizas del desastre. La Secretaría de Gobernación, en voz del coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, señaló a los actos de corrupción y negligencia de autoridades estatales y municipales como responsables del exacerbamiento de los efectos negativos de las recientes tormentas a lo largo del país. A lo largo de los últimos días, diversos funcionarios de SEGOB han hecho pronunciamientos deslindando al gobierno federal de responsabilidades y lanzando toda la carga a las entidades. Por su parte, los gobiernos locales parecen sorprendidos ante tan feroz reacción de la Federación y han esputado excusas tan torpes como la de Protección Civil de Guerrero, dependencia que afirma haber emitido alertas oportunas vía redes sociales (en una entidad donde sólo 1 de cada 10 habitantes tiene acceso a una computadora). Ahora bien, ¿tiene alguna utilidad proferir acusaciones y amenazar con sanciones si éstas tienen grandes probabilidades de nunca comprobarse y concretarse, respectivamente?
2-El ennegrecimiento de la “cifra negra” del secuestro. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2013 (Envipe) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México habrían ocurrido alrededor de 105 mil 600 plagios durante 2012. Esta cifra contrasta con los números ofrecidos por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SETEC) –los cuales están basados en la cantidad de denuncias realizadas y reportadas por la autoridad correspondiente—, cuyo monto apenas asciende a 1,317, es decir, casi 99% menor al de Envipe. En cuanto a las categorizadas como “desapariciones forzadas”, o sea, aquellos raptos perpetrados por alguna presunta autoridad –policías, militares o funcionarios—, la Envipe registra 4,007 para ese mismo año; la Comisión Nacional de Derechos Humanos sólo registró 718 denuncias (poco menos de 18% del total estimado). Sin embargo, en la información sobre homicidios incluso hay un “déficit” de 1.7% entre las cifras de la Envipe y las del SETEC. Entonces, ¿qué realidad muestran (o, en su defecto, ocultan) estos números?
3-El informe sobre recaudación en agosto: ¿señales? En su reporte mensual acerca de las finanzas públicas, la Secretaría de Hacienda (SHCP) anunció que tres de los principales impuestos federales, el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), y el Impuesto a Depósitos en Efectivo (IDE), habrían sufrido reducciones respecto a su nivel del mismo mes de 2012 de 13.5%, 9.1% y 98.7%, respectivamente. El IDE y el IETU se supone estarían condenados a desaparecer de acuerdo con la actual propuesta de miscelánea fiscal. No obstante, el IVA continúa en el centro de la polémica respecto a cuál debería ser el modelo más eficiente de recaudación. Dadas estas cifras y el diseño de la “reforma hacendaria”, SHCP parece sostener que la volatilidad del nivel de consumo pegaría más a la recaudación y se está más “seguro” tasando al sector formal. ¿No será la pérdida de productividad y competitividad algo peor y directamente relacionado con la baja en el consumo?
4-La reforma política: intercambiando oro (negro) por chalchihuites. Ya parece una tradición que cada seis años los partidos, en particular los derrotados en el proceso comicial federal inmediato anterior, quieran hacer ajustes a fin de “perfeccionar” un sistema que les parece injusto, inequitativo y propenso a la manipulación. Cada seis años también se repite la misma historia: un acuerdo que casi todos los colores partidistas aprueban, a veces con algunos reclamos, y siempre condenado a muerte de antemano tras la siguiente temporada de elecciones presidenciales. Independientemente del contenido de las iniciativas actuales de PAN y PRD, las cuales poseen varias coincidencias como la constitución del Instituto Nacional de Elecciones (un “disparo en el pie” para la oposición, por cierto), llama la atención como el PAN condiciona la discusión del tema energético a la aprobación del político-electoral. ¿No habrá una “moneda de cambio” potencialmente de mayor interés para los ciudadanos –y para ciertas clientelas políticas panistas decepcionadas—que pudiera avanzar Acción Nacional en este proceso de negociación legislativa?
5-Las paradojas del sector turismo. Durante la “Reunión de evaluación preliminar y de acciones inmediatas de trabajo”, llevada a cabo en Palacio Nacional el pasado 25 de septiembre, el gobierno federal delineó supuestos planes de acción desde las diversas secretarías de Estado, con el propósito de atender las recientes contingencias meteorológicas. Al llegar el turno a la Secretaría de Turismo, encargada de un sector sensible (si bien no el más trágico y preocupante humanitariamente hablando, por cierto) afectado sobre todo en el caso de Acapulco y otros destinos de viaje en la costa del Pacífico, se habló de “establecer una campaña emergente de promoción turística”. Hace unos meses, el peligro para la tercera fuente de ingresos del país era la inseguridad. Hoy, en ciertas regiones, simplemente es la infraestructura endeble y mal planificada. Mientras, México sigue cayendo en los índices de la Organización Mundial del Turismo (es 24° según la más reciente medición). ¿Cómo diseñar una política integral de turismo?
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