Candidato fuerte

Peña Nieto

Al final los panistas se comportaron tal y como predecían las encuestas. Es decir, actuaron de acuerdo a sus preferencias y no respondieron ante los intentos por manipular la elección. Esa es la lección de este día en la contienda interna del PAN, partido actualmente en el gobierno.
Con la elección de Josefina Vázquez Mota como candidata a la presidencia, el PAN cambió la historia de México. Con la contundencia del resultado (más del 50% para la ganadora), los panistas construyeron una candidatura fuerte. La pregunta es si esta combinación le confiere a este partido y su flamante candidata la posibilidad de remontar más de veinte puntos porcentuales de ventaja que le lleva Enrique Peña Nieto, candidato del PRI.
Esta será la primera vez que uno de los partidos grandes –o sea, susceptible de ganar la elección- postula a una mujer a la presidencia. Además, llega a la contienda constitucional con la enorme fuerza de una elección interna bien ganada. Estos factores podrían ser de enorme trascendencia: el PAN lleva doce años en el gobierno y su gestión ha sido por demás mediocre. Esa es la principal razón por la cual el PRI encabeza las preferencias de los electores. No es que el PRI se haya reformado o que proponga cambios significativos, sino que se presenta con el argumento implícito de que “tal vez éramos corruptos pero al menos sabemos gobernar”.
La postulación de Vázquez Mota cambia la dinámica de la contienda que sigue porque rompe paradigmas: es una mujer, no fue la favorita del presidente saliente y para ganar la candidatura tuvo que luchar contra toda la estructura del gobierno. Para lectores fuera de México estos elementos podrían sonar extraños, pero la realidad de México es que la derrota del PRI en 2000 no vino acompañada de un cambio de régimen (como ocurrió en España tras la muerte de Franco) y eso ha implicado que persistan los marcos institucionales y muchas de las prácticas del viejo sistema. Peor, excepto por el hecho de que hay competencia electoral real y de que es mucho más difícil para el gobierno abusar de la población (que no son cambios menores pero son producto de un cambio en la realidad del poder y no de una nueva institucionalidad), el paradigma político sigue siendo el mismo de la era del PRI.
Los próximos meses serán sumamente intensos y seguramente traerán la sorpresa de que el electorado mexicano sigue dividido en tercios. Mi impresión es que las grandes diferencias que ahora muestran las encuestas desaparecerán y que para el primero de julio, día de la elección, quien triunfe lo hará con no más de cuatro o cinco puntos de diferencia y quizá menos. Eso indica que la contienda será cerrada y que la suma de organización, estrategia, disciplina y personalidad de los contendientes serán clave.
La nominación de Vázquez Mota también podría modificar el contenido de la elección. Aunque pudiera parecer una mera caricatura, hasta hace una semana los planteamientos partidistas se reducían a tres momentos de la historia de México: por parte del PRI la propuesta ha sido retornar a lo que funcionaba bien en los cincuenta y sesenta, o sea ¡hace más de medio siglo! (era de estabilidad y crecimiento). Por parte del PRD la propuesta era retornar a los setenta (era de enorme crecimiento del gobierno en la economía, elevada inflación y enorme contratación de deuda) y la del PAN era continuar con la estrategia de seguridad de estos últimos años. Al margen de los detalles de cada postura y del simplismo con que las estoy trivializando, lo importante es que ninguno de los tres partidos tenía una oferta de cambio de paradigma. Los tres seguían disputando la historia más que planteando algo distinto para el futuro.
Vázquez Mota tiene ahora la oportunidad de cambiar la dinámica de la elección y abrir un nuevo frente de discusión. Sus principales atributos se pueden apreciar en su paso por dos secretarías (desarrollo social y educación) y por el congreso como líder de su bancada. En esos tres puestos mostró, primero, que es una gran ejecutiva que sabe definir objetivos y reclutar al mejor equipo independientemente de pertenecías partidistas o preferencias ideológicas.
Segundo, tanto en educación como en desarrollo social evidenció un enorme sesgo hacia la institucionalización del poder y del gobierno y a combatir la corrupción: eliminó el componente clientelar en los mecanismos de lucha contra la pobreza y negoció una ambiciosa reforma que eliminaba la compra-venta de plazas de maestros y compensaba a los maestros en función de la mejoría en el desempeño de los niños en exámenes estandarizados, ambos anatema para el sindicato. En el Congreso fue una constructora de acuerdos entre los partidos y logró la aprobación de la abrumadora mayoría de las iniciativas del ejecutivo.
A diferencia del PRI y del PRD, que nominaron a sus candidatos hace meses y no experimentaron fracturas internas, el PAN parecía consumido en sus pequeñas rencillas y muchos concluían que le sería imposible lograr una postulación limpia y a tiempo para contender con posibilidad real de triunfo. A horas de consumada la postulación del candidato del PAN y en los albores de la siguiente etapa del proceso de sucesión presidencial, la elección interna se convierte en un activo que el PAN no tenía hace sólo unas horas. Lo notable es que, con la postulación de Vázquez Mota, el PAN ha logrado colocarse en una posición por demás competitiva.
Ahora sólo faltan meses de más contienda interminable…

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Luis Rubio

Luis Rubio

Luis Rubio es Presidente de CIDAC. Rubio es un prolífico comentarista sobre temas internacionales y de economía y política, escribe una columna semanal en Reforma y es frecuente editorialista en The Washington Post, The Wall Street Journal y The Los Angeles Times.