Educación y capital humano: transitando hacia la economía del conocimiento

Telecomunicaciones

México se encuentra en una de las encrucijadas económicas más importantes de su corta historia democrática: no hay crecimiento y los recursos públicos son insuficientes para atender las necesidades de la población.

La pregunta en este contexto de crisis económica es muy sencilla: ¿Cuál es la receta para crecer y generar más prosperidad económica para los ciudadanos? Francis Bacon, el filósofo del siglo XVI, se acercaba a una respuesta cuando afirmó entonces que “el conocimiento es poder”, poder para transformar, poder para innovar, poder para crecer.

Las viejas fórmulas de generación de riqueza ya no funcionan por sí solas. Los factores que impulsaron el progreso económico en la era industrial (capital y trabajo) son obsoletos hoy en día. En pleno siglo XXI, para muchos todavía no es evidente que la globalización nos ha obligado a transitar de la Revolución Industrial a la Revolución de la Información. De las economías basadas en la tenencia de la tierra, la maquinaria y la mano de obra a “la economía del conocimiento”.

El crecimiento y la prosperidad de una nación ya no dependen sólo de sus recursos naturales y de la capacidad productiva de la fuerza laboral. El nuevo detonador de la riqueza en los países es el conocimiento y la capacidad para aplicarlo (que se traduce en innovación).

México ha logrado controlar de manera relativamente exitosa las variables macroeconómicas (tasas de interés, inflación, tipos de cambio) y desde la década de los noventa inició un proceso de apertura comercial que le permitió insertarse en la dinámica de los mercados internacionales. Sin embargo, el país no ha logrado migrar a actividades con mayor valor agregado que estimulen la formación de mexicanos más competitivos y más productivos que fomenten mayor crecimiento.

Cada vez es más evidente que, a nivel mundial, el trabajo manual está abaratándose y el trabajo intelectual continúa apreciándose. El conocimiento y un sistema educativo de calidad son el camino para la formación de capital humano competitivo. El problema es que México no ha enfocado sus esfuerzos en educar a los ciudadanos para competir en la nueva dinámica que guía a los países con historias de éxito económico tales como Irlanda, Corea y Chile.

Un vistazo a la política educativa en México

Por años, bajo un sistema presidencialista y centralizado, la educación y el sistema educativo en México estuvieron enfocados en el control político. El enfoque de la política educativa en el país durante esa época consistió simplemente en ampliar la cobertura educativa de forma desordenada sin tener un objetivo claro.

Un botón de muestra de lo anterior es que a pesar de haber incrementado la cantidad de recursos que se canalizan a educación en los últimos 15 años, esto ha resultado insuficiente no sólo para incrementar el número de egresados de educación superior en México, sino para formar estudiantes que cuenten con las habilidades necesarias para competir en la nueva economía del conocimiento.

El gasto en educación en México como porcentaje del PIB es superior al de países como Irlanda, Corea, Brasil, Chile y Venezuela. Sin embargo, el número de graduados de nivel superior es mucho menor que en esos países.Uno de los grandes problemas de esa estrategia educativa, es que un mayor esfuerzo en el gasto no se ha traducido en mexicanos con mejores habilidades básicas. La prueba PISA1 (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes), desarrollada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que evalúa las competencias de estudiantes de entre 15 y 16 años, es un indicador importante de las deficiencias existentes entre los mexicanos, en cuanto a habilidades de lenguaje y matemáticas.

Sin embargo, México no sólo necesita una educación orientada a la resolución de problemas en estas áreas, sino estudiantes que puedan desarrollar nuevas habilidades para la economía del conocimiento, como inglés y computación.

Es claro que México no se está enfocando a un nuevo modelo educativo basado en el conocimiento, que no sólo requiere de ciudadanos que memoricen y resuelvan problemas básicos, sino que tengan capacidad creativa y puedan insertarse en actividades de mayor valor agregado.

¿Dónde está México en la formación del capital humano?

En la era de la globalización y el avance tecnológico, es fundamental contar con una población con habilidades, en sintonía con la nueva economía del conocimiento para ayudar a crecer al país y generar los empleos bien remunerados que la población está exigiendo.

La Encuesta sobre Capital Humano en México, desarrollada por el Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. (CIDAC), en 20082, tuvo por objetivo evaluar a través de un estudio de opinión tres aspectos que resultan fundamentales para medir las habilidades de los mexicanos y su capacidad para impulsar la competitividad del país: 1) Dominio del inglés, 2) Dominio de la computación y 3) Participación en actividades de capacitación.

La relevancia de los dos primeros factores está relacionada con los efectos positivos de ambos para mejorar las perspectivas de ingreso monetario. El inglés se ha convertido en el idioma global para los negocios y los intercambios académicos y culturales.

La computación ha revolucionado completamente la manera de comunicarnos y de transmitir y procesar información. Por otro lado, la participación continua en actividades educativas y de capacitación permite a los trabajadores estar actualizados y complementar el aprendizaje para adquirir nuevos conocimientos y habilidades que sean útiles para la innovación.

1. Para mas información sobre la prueba PISA en México ver: http://www.pisa.sep.gob.mx/

2. Encuesta CIDAC sobre Capital Humano en México, CIDAC: 2008.

La citada encuesta revela una enorme brecha entre las habilidades que posee la población en estos 3 factores y, aún más, un fuerte vínculo entre el ingreso familiar (ver gráfica 1), la escolaridad y las capacidades de los mexicanos.Esto tiene una implicación sumamente perversa y desalentadora, ya que la brecha en el ingreso se ve reforzada por una brecha de habilidades. Es decir, la inequidad existente en la distribución del ingreso, se traslada al campo de las capacidades que mejoran las perspectivas laborales y la competitividad de los individuos.

La encuesta va más allá y evalúa el nivel de dominio en inglés y computación descubierto a través de una batería de preguntas diseñada para tal fin. Nuevamente se revela un importante déficit de habilidades relacionado con bajos ingresos y deficientes niveles de escolaridad. Asimismo, se registra un patrón regional que favorece el dominio de estas habilidades en las regiones Centro y Norte sobre el Sureste del país (ver gráfica 2).

Gráfica 2. Porcentaje de la población que ha usado una computadora, declara saber inglés y ha participado en una actividad de aprendizaje extraescolarInternet, ingenieros y maestros: factores clave para el desarrollo

Ya lo decía con claridad Bill Clinton: “En la nueva economía, la información, la educación y la motivación lo son todo”. Para contribuir aún más al urgente debate sobre la educación y el desarrollo económico en México, me parece de suma importancia hacer énfasis en tres aspectos que tienen que atenderse en el diseño de una nueva política educativa enfocada al conocimiento en México:

la difusión del uso de Internet, la formación de profesionistas equipados para el futuro y la existencia de docentes capacitados para atender a la población estudiantil.

Sin duda, la revolución de las tecnologías de información ha transformado de manera irreversible la comunicación de los individuos y las relaciones económico-sociales. Basta con decir que a la radio le tomó 39 años tener una audiencia de 50 millones de radioescuchas; 13 años a la televisión para acercarse al mismo número de televidentes; y tan sólo 5 años a Internet para llegar a 50 millones de usuarios. Esto habla del enorme alcance que tiene el Internet como medio para difundir más ideas y mayor conocimiento.

La información difundida a través de Internet puede convertirse en un gran elemento democratizador del conocimiento. Por ello, resulta tan importante fomentar un mayor grado de penetración de esta tecnología en México.

En México, menos de la tercera parte de la población tiene acceso a una computadora en el hogar y menos de 2 de cada 10 mexicanos puede tener acceso a Internet desde su hogar. Esto contrasta enormemente con el grado de penetración de las tecnologías de información en otros países desarrollados (ver gráfica 3).

Gráfica 3. Porcentaje de 15 a 65 años de edad con computadora e Internet en el hogar por países selectosA nuestro país, le urge insertarse en la dinámica de la globalización y esto sólo puede lograrse a través de incorporar a los planes de estudio la computación como una herramienta fundamental para elevar los niveles de productividad y mejorar las perspectivas salariales de los individuos.

Hasta hace unas semanas, cuando se planteó la posibilidad de un impuesto del 3% al Internet y a las telecomunicaciones en el debate presupuestario, existía una gran preocupación de que México estuviera alejándose de la tendencia de democratizar estas tecnologías y hacerlas accesibles a más ciudadanos. Afortunadamente, hace apenas un día el Senado rechazó un gravamen que resultaría depredador para un sector estratégico para la competitividad del país, en un contexto donde se busca equipar a los ciudadanos con mejores herramientas.

Por otro lado, vale la pena detenernos un momento a analizar la dinámica de la educación superior en México. Si bien, la matrícula universitaria y el número de profesionistas se ha incrementado de manera notable en el país3, existe una preocupación por una concentración de la matrícula en áreas relacionadas con humanidades, ciencias sociales y biológicas, en comparación con aquellas enfocadas en ingenierías y áreas tecnológicas.

3. La población escolar de nivel licenciatura pasó de aproximadamente 200 mil alumnos en 1970 a más de dos millones en 2004. En otras palabras, la matrícula universitaria incrementó su tamaño 10 veces, mientras que, en contexto, la población mexicana apenas duplicó su número en ese periodo.

Un análisis de la oferta y la demanda de espacios educativos en la UNAM en el ciclo escolar 2007-2008 muestra el poco interés entre los estudiantes de licenciatura por los programas en el área de ingenierías y ciencias fisicomatemáticas4. La gráfica 4 muestra la distribución por áreas de estudio en la población de nuevo ingreso a la UNAM, así como los porcentajes de egresados para el año 2005.

Gráfica 4. Distribución de la población de nuevo ingreso en 2000 y egreso en 2005 por área de estudioPor otro lado, datos de la Encuesta CIDAC sobre Carreras Profesionales en el Distrito Federal5 confirma la apatía hacia las carreras relacionadas con ciencia y tecnología. Además, registra una enorme disonancia entre las carreras que los estudiantes advierten como las más prestigiosas y mejor pagadas respecto a los datos que reporta el Observatorio Laboral. Asimismo, el criterio fundamental para elegir una carrera es la preferencia y el gusto por la misma, lo cual provoca que exista un gran número de universitarios que estudian carreras que tienen poca demanda en el mercado laboral. Esto con la evidente consecuencia de desempleo o trabajos mal remunerados.

Estos datos nos confirman el gran déficit de nuestro país en la formación de ingenieros y científicos que puedan innovar y generar valor en México a través de actividades como el desarrollo de software y patentes en tecnología.

4. Ver análisis del concurso de nuevo ingreso a la UNAM en Propuestas de Cambio CIDAC: Formación de Capital Humano para la Economía del Conocimiento. Oferta y Demanda en Programas de Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería de la UNAM. CIDAC: 2007.

5. Ver: Encuesta CIDAC sobre Carreras Profesionales, CIDAC: 2008.

La ausencia de capital humano equipado con las habilidades para competir en una era donde el desarrollo tecnológico y la innovación son los detonadores de productividad y crecimiento, resulta sumamente desalentadora. Las perspectivas de un México que no transita a actividades de mayor valor agregado, obstaculizan el desarrollo del país y nos alejan de historias de éxito en países que apostaron por la educación, la ciencia y la tecnología como motores del crecimiento (Corea del Sur, Taiwán, India).

Finalmente, hay que dar un lugar prominente a la formación de estudiantes y, por ello, los maestros encarnan a las figuras sociales por excelencia encargadas de la transmisión de valores y conocimiento. En una Encuesta sobre la Calidad de la Educación en México6 conducida por el CIDAC, la tercera parte de los encuestados en toda la República y la mitad de los encuestados en el Distrito Federal consideran a los maestros como el factor más relevante para la mejora en la calidad educativa.

Gráfica 5. Factores de mejora en la calidad de la educaciónLa preparación de los docentes está por encima de los programas de estudio y el gasto educativo como un factor considerado como crucial por los encuestados para mejorar la calidad de la educación en México. En este sentido, la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) y el Concurso Nacional de Asignación de Plazas Docentes son un gran paso en ese sentido.

6. Ver: Encuesta sobre la Calidad de la Educación en México, CIDAC: 2008.

32% 49% 23% 14% 22% 16% 10% 9% 12% 9

La brújula de la política educativa en México

Después de este vistazo a la nueva dinámica que rige la educación a nivel mundial, es imperativo que México cambie el paradigma de su política de desarrollo. Para ello es necesario un sistema que provea a los estudiantes de las habilidades necesarias para competir en la economía del conocimiento: habilidades matemáticas y de lenguaje, acompañadas del dominio de inglés y computación.

Un nuevo conjunto de políticas públicas debe guiar la forma en que se advierte la educación en México. La economía del conocimiento puede parecer un concepto nuevo, pero no lo es tanto cuando el Banco Mundial presenta desde 1995 el Índice de Economía del Conocimiento (que incluye factores como Régimen de Incentivos Económicos, Educación, Innovación y Tecnologías de Información) para casi 150 países7. Para el indicador de 2009, México ocupa el lugar 67, tan sólo por encima de otros países latinoamericanos como Perú, Colombia, Venezuela, El Salvador y Cuba.

Esto habla de un gran rezago en el país en la formación de capital humano de calidad y en sintonía con la nueva economía del conocimiento. Es tiempo ya de convertir a la educación en un instrumento de transformación personal y social, en un factor de prosperidad y gobernabilidad para el país.

Lo anterior, nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de una reforma integral al sistema educativo desde los planes de estudio hasta el desarrollo de docentes capacitados y la existencia de aulas con el equipamiento tecnológico necesario. Reorganización de planes de estudio centrados en la comprensión verbal y matemática, ampliación de becas para estudiantes con menos recursos, transparencia en los gastos educativos, coparticipación con el sindicato para mejorar la calidad educativa, creación de incentivos en la universidad pública para fomentar el estudio de carreras más acordes con las demandas del mercado laboral, esquema de incentivos para estudiantes para la formación de más ingenieros y científicos, enseñanza masiva de inglés y computación en todos los niveles educativos, entre otros cambios urgentes.

Por esto, se requiere no sólo de recursos económicos, sino de visión política de nuestros gobernantes. Nuestro objetivo como nación debe ser contar con un sistema educativo que ayude a agregar valor a través de la capacidad intelectual y del conocimiento.

7. Ver Índice de Economía del Conocimiento del Banco Mundial en: http://info. worldbank.org/etools/kam2/KAM_page5.asp

Es imperativo ofrecer educación de calidad a las nuevas generaciones que demandan insertarse en la nueva dinámica global. La educación debe ser el centro de toda la política de desarrollo. Necesitamos una educación que deje atrás los controles y la verticalidad en el progreso económico, para transitar hacia una sociedad meritocrática basada en las ideas y el conocimiento.

Necesitamos una educación que forme ciudadanos libres, equipados con los atributos necesarios para la competencia y la inserción en los circuitos de la globalización; ciudadanos preparados para responder de manera responsable tanto a los retos del mercado laboral como a los de la esfera pública.

El reto es claro, no podemos posponer el tránsito a la economía del conocimiento, a una educación generadora de oportunidades para los mexicanos en todos los frentes: el personal, el económico, el laboral y el cultural.

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