El gobierno de Fox. Una expectativa razonable.

PAN

La transición mexicana es compleja porque vivimos en un sistema político que no tiene totalmente consolidadas sus estructuras institucionales, pero también porque estamos entrando en un proceso de cambio mucho más complejo de lo que el país había
experimentado históricamente. Primero, porque se trata de un cambio de régimen. Segundo, por la enorme inexperiencia que caracteriza al nuevo equipo de Fox, incluyendo al propio Fox. Tercero, y no menos importante, por el enorme poder que han tenido históricamente los presidentes en México. A fin de cuentas, el presidente de Francia o el primer ministro de Inglaterra o el presidente de Estados Unidos pueden tener muchas ganas de cambiar muchas cosas pero tienen ciertas estructuras institucionales, ciertos cauces que los obligan a seguir ciertos procedimientos perfectamente establecidos y sancionados a lo largo del tiempo por todos los actores
políticos y por la propia sociedad. El mayor beneficio o el mayor daño que le puede causar una de esas personas a su país es bastante pequeño; en cambio, el daño o el beneficio que puede causar un presidente mexicano es enorme.
A esto hay que agregar nuestros enormes rezagos respecto a la globalización y nuestros desfases en el avance económico y político. Quizá ahora se inviertan: quizá ahora avancemos con mucho mas celeridad en lo político. En todo caso, en la
recargada agenda del nuevo gobierno hay dos prioridades muy claras: por un lado, elevar los niveles de ingreso real de la población, y, por la otra, consolidar la estabilidad política. Estos dos objetivos resumen el reto que tiene que librar el nuevo gobierno en los próximos seis años. Además, tiene que hacerlo en el entorno de un cambio de régimen, con toda la complejidad que eso implica, y en un proceso
internacional de globalización difícil y cada vez más competitivo. No sobra acotar que todo esto podría acabar teniendo lugar precisamente al tiempo en que la economía norteamericana comience a experimentar una desaceleración, lo que obviamente entrañaría tensiones para la parte más exitosa de nuestra actividad económica: se trata de un escenario que no se puede ignorar luego de lo prolongado del boom
experimentado por esa economía.

El nuevo marco
Lo primero que hay que señalar es que la elección del dos de julio la ganó menos Fox que el rechazo al PRI. Más allá de un concepto vago de cambio, Fox no logró un consenso, un mandato fuerte respecto a lo que tiene que hacer. La estrategia de Fox fue sumamente inteligente y exitosa; su planteamiento no involucraba una propuesta sino más bien una contraposición: el PRI o yo, el PRI o el cambio, Fox o más de lo mismo, y ganó en buena medida por el rechazo al PRI. También es importante

La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org

Comentarios

Luis Rubio

Luis Rubio

Luis Rubio es Presidente de CIDAC. Rubio es un prolífico comentarista sobre temas internacionales y de economía y política, escribe una columna semanal en Reforma y es frecuente editorialista en The Washington Post, The Wall Street Journal y The Los Angeles Times.