Elecciones: amor en tiempos de guerra

Peña Nieto

Mientras el problema del crimen organizado, violencia e inseguridad se agravaba en México durante los últimos años, los partidos políticos permanecieron como espectadores cautelosos. Sin embargo, a pocos días de iniciar las precampañas por la presidencia, los aspirantes parecen encontrar cada vez más difícil escabullirse del tema. No sólo se trata de proponer soluciones al problema una vez ganada la elección, la cuestión también está en cómo sortearán sus respectivas campañas en zonas controladas por el crimen organizado. En ese sentido, los procesos electorales a los que se sometieron algunas entidades con una fuerte presencia del crimen organizado -Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila o Guerrero- han fungido como antecedente a la contienda nacional. Sin embargo, la reciente elección en Michoacán introdujo un elemento novedoso: la posibilidad de atribuir al crimen organizado los resultados de la elección.
Con ese escenario como antecedente la estrategia de los aspirantes del PAN resulta clara. Por un lado, lo que comparten Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero es que optarán por no ocuparse en desacreditar la imagen pública de Enrique Peña Nieto y, en cambio, su objetivo será demostrarle al electorado indeciso la relación del PRI con el crimen organizado. En esa lógica, la grabación que publicó Milenio -en la que un grupo del crimen organizado presuntamente amenazó a la población michoacana para que votaran por el PRI- podría provocar un efecto favorable para el PAN pero, a la par, despertar la preocupación por el uso político de las instituciones de inteligencia criminal.
Lo que diferencia a los candidatos del PAN, por otro lado, es su postura ante el combate al crimen organizado. Ernesto Cordero es un fiel defensor de la estrategia del presidente Calderón. Josefina Vázquez Mota, en cambio, ha logrado clarificar que la lógica de guerra no es una consigna de su partido y que, como el lema de su campaña lo dice, lo que ella difunde es Amor por México. En ese aspecto, el discurso de la precandidata se asemeja más al de sus contrincantes, cuyos discursos apelan a nociones pacíficas y de reconciliación. Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, en un ánimo de renovación ha bautizado su proyecto como República Amorosa. Enrique Peña Nieto eligió como lema de campaña la gran esperanza.
Estudiar qué mensaje buscan transmitir los candidatos importa para el análisis electoral, sin embargo, la implicación más interesante es que sus discursos reproducen el ánimo social; en buena medida, lo que votarán los ciudadanos en las elecciones de 2012 será la continuidad de la guerra o la reconciliación del país.

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