Esperanza de Vida

Salud

¿Estamos frente a la primera generación de niños con una esperanza de vida menor a la de sus padres? Eso es lo que temen varias fuentes serias, refiriéndose a la mala alimentación y estilo de vida que imperan hoy en día.
Uno de los grandes logros de nuestro país ha sido el aumento en la esperanza de vida, de un promedio de 57 años en 1960 a casi 77 en 2010. Pero al mismo tiempo, el consumo promedio diario de kilocalorías por persona se ha disparado de 1,961 en 1960 a 3,310 en 2010 volviéndose un factor que no sólo ya no apoya la salud de los mexicanos, sino que atenta contra ella.
El tema de la alimentación es uno de los más complejos porque, además de que la comida es necesaria para la sobrevivencia, la forma en que nos alimentamos es causa y efecto de todo un estilo de vida. En este tema se mezclan los intereses y las acciones de muchos actores: familias, empresas y gobierno.
Desde la perspectiva de las familias la incorporación de la mujer al mercado laboral ha tenido un impacto sobre la alimentación de las familias. Esto va desde los primeros meses, donde aunque se ha comprobado que la leche materna ayuda a prevenir la obesidad, muchas mamás suspenden este proceso cuando regresan a trabajar, hasta las nuevas perspectivas médicas, que sugieren que es muy difícil bajar de peso cuando se lleva una vida con prisa y sobrecargada de estrés. Todos estamos familiarizados con desayunar cualquier cosa en el coche o luego ir a la tiendita, al Seven-Eleven o al Oxxo por un Gansito, papas o una “coca”.
Dietas van y dietas vienen, pero cada vez hay un mayor consenso en torno a que tendremos que adoptar cambios profundos para disminuir la obesidad: de un estilo de vida “rápido” a uno más “lento”, donde se hacen menos cosas simultáneamente.
Las últimas décadas han sido de bonanza para las empresas alimentarias. Han tenido delante de sí a una sociedad que consume cada vez más alimentos procesados y come más frecuentemente en restaurantes. Al mismo tiempo, porque es una población que -de unos años a la fecha- quiere bajar de peso, existen oportunidades para vender muchos productos “light”, o que al menos aparentan serlo.
En la discusión sobre qué debe hacer el gobierno podemos ubicar dos extremos: el que señala que las personas obsesas eligen serlo y el gobierno no debería tomar ninguna medida al respecto. Bajo esta lógica, las personas con obesidad deben ahorrar más para su pensión, pagar más por su seguro de gastos médicos, e incluso pagar más por un boleto de avión. Y, en el otro extremo la postura que dice que habría que regular drásticamente lo que las empresas pueden producir y vender.
Sin embargo, en muchos países se están haciendo experimentos en torno a un punto regulatorio intermedio, basado, en regulaciones “suaves” o “inteligentes”. En EUA, por ejemplo, se han hecho experimentos en cafeterías escolares, acomodando de forma visualmente más atractiva aquellos alimentos que son más nutritivos, con lo que se ha influido positivamente en lo que los hechos eligen comer.
Ahora que algunos de nuestros candidatos andan en campaña proponiendo tan generosamente que haya “salud para todos”, estos son justos los temas que hay que traer a la mesa. Una caída en la esperanza de vida de nuestros hijos: un pronóstico difícil de digerir.

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