En el mundo actual, el mayor valor agregado se produce en actividades relacionadas con la generación, distribución y uso del conocimiento. La experiencia internacional nos muestra que las naciones que más han avanzado en el abatimiento de la pobreza y la construcción de prosperidad han apostado a un modelo basado en el conocimiento.
México requiere de contar con el capital humano indicado para competir en la economía del conocimiento. Sin ingenieros ni científicos no hay innovación ni desarrollo tecnológico. Sin embargo, tenemos proporcionalmente menos personas con educación universitaria en las áreas de ciencia y tecnología que nuestros socios comerciales y que los países que más han progresado siguiendo un modelo basado en el conocimiento.
Un análisis del concurso 2007 de nuevo ingreso a la UNAM para el nivel licenciatura muestra un panorama poco alentador sobre la situación actual para abatir este rezago. Los participantes en la convocatoria mostraron en su conjunto un menor interés por los programas del área de ingenierías y ciencias fisicomatemáticas (área i) que por las carreras de las otras áreas de estudio. Además, los que decidieron buscar un programa relacionado con el desarrollo tecnológico enfrentaron mayores dificultades para ser admitidos en la institución dada la muy reducida oferta de lugares en estas carreras. Finalmente, las tasas de deserción en los programas del área (i) son más altas que las de otros programas, lo cual limita aún más el número de egresados en las disciplinas mencionadas.
No contar con el capital humano indicado para competir en la economía del conocimiento está limitando nuestras posibilidades de desarrollo. Se trata de elegir hoy opciones que construyan futuro.
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