¿La oportunidad para un “nuevo PAN ”?

Presidencia

A menos de un año de que se realice la elección federal intermedia, al interior del Partido Acción Nacional (PAN) comienzan a moverse algunas piezas clave. Primero, el 30 de septiembre, Ricardo Anaya llegó a la presidencia del partido después de que Gustavo Madero pidiera licencia para buscar la candidatura a una diputación. Luego, en días recientes, Margarita Zavala reapareció en entrevistas a diferentes medios, donde invariablemente trató el tema de sus intenciones de retorno a la esfera pública. Con muchos retos que superar tanto al interior como al exterior del partido, y con cada vez menos tiempo, ¿podrá el PAN retomar un camino que le dé esperanzas para 2015? Al día de hoy la respuesta es incierta. Sin embargo, el PAN está en un momento de decisiones.
Por años, el partido se ha caracterizado por no cerrar puertas a los oponentes, es decir, por no permitir hegemonías de grupos y, en este sentido, la ex primera dama puede ser el efectivo puente que logre cohesionar intereses comunes entre maderistas y calderonistas/corderistas. Los acuerdos a los que ambos grupos lleguen podrían ser el golpe de timón que el partido necesita para volver a ser considerado una oposición seria, propositiva y fuerte. Al interior, el PAN debe fortalecerse con el propósito de impulsar acuerdos con el mayor respaldo partidista posible, y es ahí en donde la figura de Zavala podría cobrar relevancia, sobre todo por la aprobación de que goza entre los militantes de Acción Nacional. No obstante, tanto al insterior como al exterior, Zavala tendrá una labor complicada: deslindarse de la figura del ex presidente Calderón, tarea prácticamente imposible.
Por otro lado, el entorno político nacional le ha creado un momento de gran oportunidad para que el PAN decida qué batallas quiere pelear. En los últimos meses, ha intentado posicionar temas supuestamente populares entre el electorado pero que, viniendo de ese partido, carecen de credibilidad, como el aumento al salario mínimo (no precisamente una bandera tradicional de Acción Nacional) o la propuesta de un Sistema Nacional Anticorrupción (en especial a la luz del desgaste sufrido a su paso por el gobierno federal, y rematado por los recientes escándalos de algunos de sus miembros de alto nivel). El PAN también ha propuesto soluciones drásticas a la problemática de seguridad en Guerrero como la desaparición de poderes, pero el común denominador de todas ha sido que han quedado en el limbo y no han logrado que el PAN se vea fortalecido por posicionar alguno de estos temas. Tampoco han logrado cohesionar al partido. Hasta ahora, han sido meros “posicionamientos” oportunistas y no los albores de una estrategia integral.
Lo que quizá más podría contribuir a la reconstrucción de la imagen del PAN sería que Acción Nacional retomara su identidad e impulsara los temas con los cuales se le identifica: en los que realmente tiene algo qué decir. El tema fiscal, por ejemplo, sería un buen comienzo como eje de sus propuestas, siempre y cuando se trate desde la perspectiva de los incentivos, la competitividad y la productividad. Otra estrategia que parece obvia, sería capturar el descontento de la gente por estos dos años de gobierno priista y lo use a su favor. Sin embargo, no deberá caer en la tentación de colocarlo como su único argumento. Recurrir al hartazgo de la gente y postular una arenga parecida a “sacar al PRI de San Lázaro”, ahora no es suficiente, ya que si bien un discurso similar fue parte fundamental de la llegada del PAN a los Pinos en 2000, en la memoria reciente de los ciudadanos aún se identifica con dos sexenios de pobre desempeño y, sobre todo en el de la administración Calderón, con los altos niveles de inseguridad y corrupción.
El PAN se encuentra en un punto delicado hacia 2015 y debe, además de todas las estrategias que ponga en marcha, estar consciente que se enfrentará a una maquinaria priista muy bien aceitada y con un gobierno federal que medirá su éxito en términos del control de la cámara baja del congreso. Desde esta perspectiva, tanto las prerrogativas partidistas con que cuenta el PRI como los recursos disponibles desde el gobierno federal (de toda índole), constituyen desafíos mayores. No obstante, para lograr una estrategia adecuada, empezar con fortalecerse al interior será el primer (y nada sencillo) paso. La ventaja para el PAN es que, en las elecciones intermedias, los candidatos individuales cuentan más que en las que coinciden con la presidencial. Las nominaciones que hagan para las candidaturas podrían ser toda la diferencia.

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