Hoy termina el plazo para registrar candidatos presidenciales ante el IFE. Un breve repaso por las cinco fuerzas políticas que se presentarán a los comicios federales de este año muestra cómo los partidos están agrupando sus efectivos para arrancar la recta final hacia el 2 de julio.
En el PRI, Roberto Madrazo se apropió de la estructura priísta, pero salió desgastado del proceso interno. Las preferencias electorales a favor del PRI se van reduciendo, y las expectativas tricolores de ganar las elecciones presidenciales de julio próximo, descansan en la esperanza de que su voto duro se abra pasó entre la división de votos entre PAN y PRD y una alta tasa de abstención.
Por si fuera poco, comienzan a intensificarse las tensiones e inconformidades de los grupos regionales damnificados en la repartición de las nominaciones federales y locales. Los espacios seguros (por la pluralidad y por la repartición con el PVEM) son pocos y los suspirantes, muchos.
Para colmo, ha surgido en el horizonte electoral un destino para las minorías antimadracistras: Roberto Campa, el flamante candidato del Partido Nueva Alianza (Panal). Campa es el candidato que mayor daño puede hacer a las aspiraciones restaurativas del PRI. Si bien por lo competida que será la elección, son pocas las posibilidades de que una parte significativa de los electores den su voto a una opción con pocas expectativas de triunfo, lo cierto es que Campa permite esperar que su nuevo partido pueda conservar el registro gracias a la estructura del sindicato magisterial y a los aliados políticos que Campa dejó tras su paso como dirigente priísta en la Ciudad de México y en el sector popular de dicha institución política. La mayor parte de los votos que pueda obtener Nueva Alianza serán a costillas del PRI. Los grupos de expriístas o priístas dolidos con Madrazo tienen ahora un punto de reunión: la casa de campaña de Roberto Campa. Un 1, 2 o 4% de la votación que pueda reunir este partido emergente pueden ser letales para las expectativas de triunfo de Roberto Madrazo.
En tanto, en el PAN se está perdiendo tiempo muy valioso y no se logra un cierre de filas en torno a Felipe Calderón. La dirigencia panista, los servidores públicos panistas y aun el equipo de campaña con dos coordinaciones, están caminando en direcciones distintas. La dirigencia está haciendo un uso intensivo de su atribución de poder modificar las nominaciones realizadas por las asambleas regionales. Estas imposiciones han sido muy costosas para un partido tan descentralizado y con una militancia reducida (1.1 millones en el país). El PAN podría debilitarse mucho rumbo a la campaña presidencial. Los intereses de los grupos al interior del PAN son un obstáculo para articular un mensaje claro y seductor para el electorado.
Calderón sigue en el dilema de alejarse o no de un presidente popular (aunque ha quedado demostrado que la aceptación de Vicente Fox no se traduce en votos para el PAN). Es urgente que Felipe Calderón marque su distancia con el gobierno, lo peor que podría sucederle al abanderado panista sería terminar haciendo de su candidatura un referéndum por el que los votantes evalúen a la administración Fox (evaluación condenada a la derrota).
En tanto en el PRD, AMLO está intensificando la operación cicatriz apapachando con posiciones claves a la izquierda tradicional que había sido desplazada. En las vísperas del Consejo Nacional que determinará las candidaturas federales de la alianza “Por el Bien de Todosâ€Â, se designó a Jesús Ortega como Coordinador General de la campaña Lopezobradorista y Pablo Gómez y Rosario Ibarra se perfilan como candidatos al Senado; mientras Manuel Camacho y otros aliados de última hora han hecho un mutis. Este puede ser un repliegue calculado por AMLO para cohesionar en torno a su campaña a todas las tribus perredistas. Con la unidad entre los suyos, AMLO podrá lanzarse decididamente por el voto del centro del espectro político e ideológico del electorado, que será decisivo en determinar quien será el próximo presidente de México.
Si conservar el registro está en japonés para los partidos de reciente creación, en Alianza Social Demócrata y Campesina lo están traduciendo al chino. A unas horas de que se cierre el registro de candidatos, el sector campesino impulsó un acuerdo que sustituye a Patricia Mercado (quien ya estaba registrada) como candidata, eligiendo a Víctor González Torres, el “Dr. Simiâ€Â, como abanderado. La dirigencia ha señalado irregularidades en la asamblea y ha anticipado que la impugnará. La disidencia, encabezada por el dirigente del sector campesino, Ignacio Irys, se disponía a registrar al nuevo candidato y su plataforma. El caso podría llegar hasta los tribunales. Una división de esta magnitud presagia el debilitamiento del de por sí frágil partido.
Estos pasos estratégicos y los desafíos actuales para las organizaciones partidistas serán decisivos en el desenlace de una elección de pronóstico reservado.
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