Microfinanzas y crisis

Opinión Pública

En esta crisis hemos tenido mucha información sobre lo que está pasando con los bancos, pero poca sobre lo que está ocurriendo con las microfinancieras. Las microfinancieras se han mantenido a flote, pero también es cierto que la crisis les está afectando y las decisiones que tomen hoy serán cruciales para su sobrevivencia en el mediano plazo.

En México no hay una organización que agrupe toda la información de las microfinancieras, sin embargo, el documento Benchmarking de las microfinanzas en México (Predesarrollo y Microfinance Information Exchange), estima que este sector atiende en el País a 1.6 millones de personas, de las cuales 62 por ciento vive en zonas rurales y 80 por ciento son mujeres. La cartera de crédito es casi de 7 mil millones de pesos y, aunque el sector creció 43 por ciento entre 2002 y 2007, se considera que en México aún hay subendeudamiento.

Desde sus inicios, el microfinanciamiento en México y en el mundo ha roto con ideas preconcebidas sobre los pobres y sus patrones de consumo. Se pensaba que una persona que vivía en pobreza extrema no ahorraba, no pagaba préstamos y no estaría interesada en adquirir seguros. Sin embargo, todas las microfinancieras han encontrado que estas premisas son falsas: los pobres ahorran, pagan sus préstamos de forma individual o con el apoyo de un grupo solidario y buscan asegurarse contra el desempleo, una mala cosecha o la muerte de algún miembro de la familia. El microfinanciamiento y todos los servicios financieros ofrecidos a los sectores más pobres son una de las grandes innovaciones.

Sin embargo, para que este sector siga creciendo y teniendo un papel relevante en el desarrollo económico es necesario que tome precauciones y entienda dónde estarán los nuevos retos. A continuación cinco puntos que no deben ser pasados por alto.

1. Microcrédito como sustituto de crédito al consumo. No porque la actividad económica esté cayendo y las personas no estén vendiendo quiere decir que las microfinancieras verán una caída en la demanda por crédito. Por el contrario, es posible que existan desempleados buscando créditos para empezar sus propios negocios y que las personas estén buscando microcréditos para el consumo. Así, las microfinancieras tendrán que ser muy cuidadosas en la forma que deciden prestar en los próximos años. Lo importante no es crecer, sino hacerlo con un bajo nivel de morosidad.

2. Caída en las remesas. Un alto porcentaje de los clientes de las microfinancieras se beneficia directa o indirectamente de las remesas. Desde el año pasado estas familias se vieron afectadas por la disminución en la actividad económica en Estados Unidos. Aunque el tipo de cambio compensó un poco este fenómeno, lo cierto es que la baja en remesas seguirá afectando a millones de familias.

3. La crisis como pretexto. Es cierto que la crisis ha disminuido la posibilidad de pago de muchos micronegocios. Muchos de quienes tienen hoy un microcrédito son proveedores de personas afectadas por la crisis. Ejemplo: alguien que vende tamales a quienes trabajan en la industria automotriz. Sin embargo, existe un miedo generalizado por la incertidumbre en torno a la crisis. Esta simple percepción ha llevado a muchos a querer negociar las condiciones de sus deudas. Es posible que este fenómeno esté más presente en clientes en el ámbito urbano que en el rural, ya que es donde la opinión pública sigue más de cerca la crisis.

4. Depredación de precios. Ante la crisis, muchos micronegocios han reducido el precio de su productos y servicios. Vendía tortas a 10 y ahora las vendo a 8. Esto es peligroso ya que difícilmente la reducción en los precios se verá compensada con un aumento en el volumen de ventas. (Si vendía 8 tortas a 10 ahora necesito vender 10 tortas a 8 para tener el mismo ingreso, pero mis utilidades son menores porque produzco 2 tortas más.) Esto llevará a muchos a tener problemas para pagar sus préstamos.

5. Más productos. Porque muchos de los costos operativos de las microfinancieras son muy altos, siempre existe la tentación de ofrecer más productos a los mismos clientes. Es importante entender que un microcrédito es un producto diferente a un crédito a la vivienda o un microseguro. El reto es aumentar la oferta sin crear sobreendeudamiento y morosidad.

En todos estos años, las microfinancieras han sido muy exitosas sorteando el riesgo individualizado. La función de los grupos solidarios como responsables del crédito es diversificar el riesgo de los deudores que carecen de aval, propiedades, garantías e incluso identificaciones oficiales. Una crisis macroeconómica es el mejor ejemplo de un riesgo generalizado y aquí no hay forma de diversificar. Por ello, es importante que las microfinancieras se vayan con pies de plomo.

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