Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído
Jorge Luis Borges
Jonathan Tepperman, el editor de Foreign Policy, argumenta en The Fix, que hay soluciones no convencionales a los problemas que enfrentan los países y que todo depende de la forma en que se utilizan, o aprovechan, las crisis que se van presentando. Entre los ejemplos que presenta está el de Botswana cuando se acabó su fuente principal de recurso, los diamantes; la forma en que Singapur acabó con la corrupción; y la extraordinaria reconciliación que logró Ruanda luego de las masacres étnicas.
Carlos Elizondo escribe en Los de adelante corren mucho que la desigualdad que caracteriza a nuestra región no es producto de la casualidad sino, más bien, resultado de la contradicciones que caracterizan a nuestros sistemas políticos porque permiten arreglos “por fuera” de los regímenes legales, inducen el intercambio de favores entre las élites y, en general, favorecen la conformación de oligarquías cuya lógica no es la del desarrollo sino de su propio beneficio. El libro desnuda la forma en que operan nuestras sociedades y permite darle dimensión al enorme reto que entraña lograr un desarrollo más equilibrado y generalizado.
El avance tecnológico parece imparable, ahora con la conexión de toda clase de aparatos, vehículos, ropa, juguetes y personas a la red. Pax Technica, un libro de Philip Howard, argumenta que nos estamos acercando a la “algoritmocracia,” el gobierno de los algoritmos, instrumentos que se han convertido en la herramienta política más poderosa que jamás se haya creado y que amenaza con subvertir toda forma de autoridad y organización política, comenzando por el Estado-nación. Se trata de una visión catastrofista que obliga a repensar -y revalorar- las libertades que, con todos los obstáculos y avatares, hemos gozado.
El voto sobre Brexit y Trump ha generado un amplio debate en el mundo sobre el valor y características de la democracia y su viabilidad. En La democracia y sus críticos, A. C. Grayling analiza las circunstancias que le han impedido a los sistemas democráticos lidiar con las fuerzas sociales que la propia democracia ha creado.
El mejor libro que leí este año fue, sin la menor duda, When the World Seemed New: George H.W. Bush and the end of the Cold War, de Jeffrey A. Engel. Se trata de un estudio crítico de la política exterior del primer presidente Bush, los años en que se colapsó la Unión Soviética, la primera guerra del golfo, el TLC, la unificación de las Alemanias y la invasión de Panamá, todo lo cual fue dando forma a lo que aquel presidente denominó un “nuevo orden internacional.” El libro pinta una serie de fotografías que evidencian los dilemas y cálculos que enfrentan los tomadores de decisiones en momentos clave de la historia, aunque no lo sepan en ese momento. El libro refleja las falibilidades humanas, las incertidumbres y la complejidad ante lo desconocido: ¿se puede confiar en Gorbachov o es una mera treta? ¿Cuál es la verdadera situación de la Unión Soviética? Se trata de un verdadero tratado de política exterior –entre la prudencia y el arrojo- sobre cuando el mundo entero parecía un nuevo amanecer. Este volumen complementa al publicado por el propio Bush y su asesor de seguridad nacional, Brent Scowcroft, A World Transformed, dos décadas atrás: una perspectiva desapasionada de lo que es el gobernar. Ambos muestran a un estadista quizá menos reconocido precisamente por haber sido tan sólido, cauto y prudente, contraste dramático con quien hoy ocupa esa misma oficina.
El Plan Marshall, diseñado para contribuir a la recuperación de las devastadas naciones europeas (sobre todo las perdedoras) después de la Segunda Guerra Mundial, goza de un prestigio fuera de toda proporción. Es raro el gobierno que no reclama un programa similar para ayudar a naciones pobres o a las que atravesaron una guerra civil; en México, no es infrecuente invocar a ese programa para resolver los problemas del sur y sureste del país. Benn Steil acaba de publicar un libro con ese título en el que explica el programa en su contexto histórico y en su dimensión de política exterior estadounidense. El libro explica que el programa no fue de carácter asistencial, sino un medio a través del cual se apoyaron los esfuerzos y capacidades locales para salir del bache. Quien lea este libro sabrá que no hay soluciones fáciles ni automáticas: el desarrollo no se logra con dádivas sino con una gran capacidad de gestión administrativa y gerencial. No es casualidad que Alemania y Japón acabaran siendo tanto más exitosos que Grecia.
Stephen Pinker, autor de Los Mejores Ángeles, libro en el que demostró que la humanidad ha experimentado una constante mejoría con la declinación de la violencia a lo largo de los siglos, ahora publicó, a contra corriente, Enlightment Now. Ahí plantea el extraordinario progreso que caracteriza a la raza humana, rechazando de manera frontal a los populistas que niegan avances y el progreso. Lo fascinante del libro reside en la forma en que enfoca la propensión a dar por hecho que lo avanzado permanecerá y, en ese contexto, su defensa del progreso es implacable porque presenta a los movimientos populistas como arrogantes y falaces.
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