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Hace una semana la Cámara Americana de Comercio (AMCHAM) dio a conocer un extraordinario documento titulado: “Mejores Prácticas de Diversidad e Inclusión Laboral”. En él se identifican las estrategias y los programas más exitosos, sirviendo como un gran punto de partida para cualquier empresa que quiera comenzar a implementar prácticas de diversidad e inclusión laboral.

En México, como en otros países, son las empresas multinacionales las que han sido líderes en el tema de mujeres y mercado laboral. Dichas empresas, además, han logrado demostrar cómo estas políticas han mejorado la productividad, el acceso a capital humano y, finalmente, el retorno a la inversión.

Sin embargo, un área de oportunidad que es importante mencionar es que, cuando de mejorar las condiciones de las mujeres en el mercado laboral se trata, la batalla también se tendrá que dar fuera del entorno laboral. Al respecto, hay muchos temas que, si bien también benefician a los hombres, ayudan particularmente a las mujeres a mejorar sus condiciones y aumentar sus opciones en el mercado laboral. A continuación algunos ejemplos.

• Tener mejores planes, tarifas y servicios de telefonía celular e Internet le facilitaría a las mujeres el estar lejos de casa y también trabajar desde ahí.

• Un México que se base más en la meritocracia y no en contactos, beneficiaría muchas veces más a las mujeres que, dadas las labores del hogar, tienen menos espacios de socialización.

• Resolver muchos de los problemas de transporte público, con el fin de reducir los tiempos de traslado, mejoraría inmediatamente la calidad de vida de todos y permitiría que las mujeres pasen más tiempo en sus casas.

• El que una empresa o el gobierno comiencen a evaluar ciertas responsabilidades en función de los resultados y no de horas en la oficina favorece la flexibilidad y, en este sentido, abre más oportunidades para las mujeres.

• Porque muchas mujeres buscan tener sus propios negocios con la finalidad de tener una mayor flexibilidad, la simplificación de trámites y disminución de la corrupción asociada con abrir y cerrar un negocio son también fundamentales.

• Lo mismo sucede con el acceso al crédito. Las mujeres son las más beneficiadas de los esquemas de microfinanciamiento. Sin embargo, aún hay enormes restricciones en créditos de mayores montos y créditos destinados a rubros específicos como la educación.

• Hoy en día, muchos servicios que brindan tanto empresas como el gobierno no consideran el hecho de que podría no haber alguien en casa. Esto obliga a las mujeres a estar ahí o a faltar al trabajo. Esto va desde la instalación de un servicio de televisión en Cable (como sucede con Sky) hasta la “propina” que se da para que se lleven la basura.

• Por último, regularizar los esquemas de “outsourcing” o trabajos de tiempos parciales brindaría mayor protección a las mujeres y les permitiría tener mayor claridad en su horizonte de planeación económica. La falta de una ley laboral moderna que considere esquemas flexibles afecta a todos, pero más a las mujeres, quienes utilizan en mayor proporción dichos esquemas.

Se requieren muchos programas hacia adentro de las empresas para cambiar las reglas del juego y abrir espacio a las mujeres. Sin embargo, mejorar el entorno en algunos puntos específicos, como los ya mencionados, tendría un efecto inmediato sobre los factores que dificultan el desenvolvimiento de la mujeres en la economía. Por fortuna hay empresas que ya luchan en estos dos frentes.

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