Patentes y el TPP

Telecomunicaciones

El mundo ha cambiado drásticamente desde que México firmó el TLC con los Estados Unidos y Canadá. Hoy estamos frente a los retos y desafíos del acuerdo comercial más ambicioso del mundo: el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Ante esto, México requiere tomar decisiones importantes que, aunque implican desafíos, podrían llevar a México al siguiente nivel en integración, diversificación comercial y crecimiento.
Menciono el “tomar decisiones” porque ha habido muchas rondas de negociaciones y aún estamos lejos de llegar a acuerdos en puntos cruciales como los de propiedad intelectual.
Uno de los temas de desacuerdo consiste en la extensión de la duración de patentes de los nuevos medicamentos biológicos de cinco a doce años. La relevancia de los medicamentos biológicos es que, a diferencia de los medicamentos de síntesis química, dañan menos las células sanas y prometen nuevas curas para enfermedades que cada vez padecemos más en México, como diabetes, artritis, cáncer, entre otras.
Dichos medicamentos son más caros porque su creación es más compleja y su proceso regulatorio es largo. Y, por esto, en el marco de las negociaciones no extraña que Estados Unidos y Japón estén buscando más protección para las empresas que generan dichos medicamentos, mientras que el gobierno de México quiere utilizar genéricos más baratos cuanto antes, no se quiere enemistar con las empresas de genéricos, y teme incrementar su gasto en salud.
Sin embargo, la realidad es más compleja y quizás estemos frente a un falso dilema.
No incrementar el tiempo de las patentes podría estar perjudicando la atracción de  inversión extranjera en el sector farmacéutico. La industria biofarmacéutica en 2012 generó cerca de 142 mil millones de pesos, genera 80 mil empleos e indirectamente apoya otros 350 mil puestos de trabajo; y fue líder en América Latina con exportaciones por 24 mil millones de pesos.
Si incrementar las patentes nos pone en la misma cancha que nuestros principales socios comerciales y en línea con otros países de la OCDE, México podría mostrar que está comprometido con industrias de alto valor agregado, atracción de inversión en sectores más sofisticados y con disposición a tener un Estado de derecho que protege la generación de valor.
Con respecto a la preocupación del gobierno de incrementar el costo en salud, hay que cuantificar cuánto vale el que haya nuevos medicamentos disponibles. Asimismo, si de recursos se trata, sabemos también que mucho se puede hacer por tener un sector de salud más eficiente.
Por último, México no debe ver este punto de la agenda de forma aislada, sino como moneda de cambio en la negociación para avanzar en puntos relevantes en otros sectores.
La actual Ley de Propiedad Intelectual en México surge como hoy la conocemos a principios de los noventas en el contexto de las negociaciones del TLC con Norteamérica. Hoy, a 20 años, el TPP le está otorgando a México la oportunidad de actualizar su marco jurídico. Es el momento de pensar en qué tipo de sistema de protección a la Propiedad Intelectual necesitamos.
La reforma energética y de telecomunicación nos han puesto en el mapa. Ahora podríamos ir un paso más allá.  Es decir, mandar las señales necesarias para atraer la inversión que sabemos que está buscando reubicarse en Norteamérica.
Cada decisión que se tome y cada mensaje que se mande será crucial. Quizás sea hora de tomar el riesgo.

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