Productividad antes que subsidios

Sociedad Civil

Análisis Crisis alimentaria. Sería mejor aplicar medidas de fondo para estimular la productividad del campo que dar subsidios de emergencia

En los últimos meses el mundo ha visto cómo los precios de alimentos en los mercados globales han crecido aceleradamente, a ritmos no vistos durante décadas.

México había podido mantenerse alejado de esta situación, hasta que durante mayo las presiones inflacionarias internacionales han comenzado a reflejarse en los precios de alimentos ofertados en el país.

En vista de estas circunstancias, el gobierno federal acaba de anunciar un paquete de medidas enfocadas a subsidiar a los consumidores de menores ingresos, incrementar la oferta al abrir completamente las fronteras a importaciones de granos básicos y generar incentivos adicionales a productores.

El problema es que lograr menores niveles de dependencia en alimentos básicos, aún a precios internacionales, pero producidos en el país, requiere de una mejora radical de la productividad del campo mexicano. Es necesario que se especialice en productos de más valor agregado que puedan intercambiarse eficientemente en el mercado internacional.

La productividad del campo mexicano tiene niveles muy bajos por múltiples razones: La más importante es la baja productividad de la actividad agrícola y rural: muy baja inversión; fragmentación de la producción que impide capturar economías de escala; apoyos que no se ligan a la productividad; crecimiento demográfico rural descontrolado y aún demasiado elevado; poca orientación económica en la producción agrícola (insumos cuyo precio no refleja sus verdaderos costos de oportunidad y precios de garantía que subsidian producción ineficiente); enfoque corporativista en la canalización de recursos; propiedades comunales en las que no existe responsabilidad individual por su utilización eficiente, y usos y costumbres que no se orientan al desarrollo económico de los individuos.

Además, el escaso crecimiento de la productividad agrícola se concentra en los cultivos que han sido los más “intervenidos” por políticas públicas agrícolas (por ejemplo, maíz y frijol), lo que contrasta con cultivos en los que México cuenta con ventajas comparativas, y que han atraído inversión suficiente, alcanzamos productividades que pueden dominar el mercado norteamericano.

Cómo incrementar la productividad agrícola a niveles competitivos

En un periodo relativamente corto el desarrollo agropecuario mexicano podría alcanzar niveles internacionales de productividad y a la vez crear enorme valor económico y disminuir la dependencia en granos:

1. Orientando los cultivos a aquellos que cuentan con ventajas comparativas estructurales, producidos en geografías y terrenos competitivos.

. Con más inversión y tecnología, tanto de formas de cultivo como en semillas e insumos. Como lo demuestran otras actividades económicas, la ventaja de un menor costo en mano de obra se pierde rápidamente al no invertir en capital y tecnología competitivas.

3. Generando economías de escala. Con precios de insumos que reflejen verdaderos costos de oportunidad: agua, mano de obra, energía, tecnología, financiamiento, etcétera.

4. Y remunerando a los trabajadores de acuerdo con el mayor valor agregado que generen per cápita.

Cuáles son los obstáculos principales

Baja capacitación de los trabajadores rurales.

Oposición de cúpulas corporativistas, políticas y de otros actores de las cadenas industriales y comerciales derivadas del campo que perderán ventajas y canonjías.

Percepción generalizada de que la autonomía del país en alimentos básicos es deseable: se busca la “independencia” del exterior, particularmente de Estados Unidos, sin considerar que si bien México depende de la producción de granos norteamericana (por cierto, el productor más importante y eficiente del mundo), Estados Unidos depende más de nuestra producción de múltiples productos y servicios: verduras, frutas, azúcar, petróleo, metales básicos, tecnología de información, etcétera.

Lo más importante es que los mexicanos tengamos acceso a alimentación de calidad al menor precio posible. Si esto se logra produciendo en las planicies norteamericanas en vez de las serranías mexicanas debe asumirse con sus consecuencias hacia consumidores y productores.

Cabe un comentario adicional sobre la enorme distorsión que ha introducido el subsidio al etanol de origen agrícola aprobado por el gobierno de Estados Unidos: es un problema que no será resuelto hasta que se dé un cambio político en Washington a favor de la racionalidad económica.

Qué debemos hacer

Aprovechar la coyuntura para tomar medidas de cambio estructural a fondo del campo cuyo objetivo final sea la incorporación de esa actividad al mundo moderno.

enerar consenso transversal en los actores del gobierno federal (no en Sagarpa únicamente), el Congreso y la sociedad civil.

Tener una actitud proactiva para asegurar que de este momento de crisis emerja un esquema moderno y justo tanto para productores como para consumidores.

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