En las campañas llueven promesas. Y una de las mejores estrategias de marketing de Enrique Peña Nieto han sido sus compromisos firmados ante notario. Sin embargo, en caso de ganar el candidato del PRI, en unas semanas estaríamos ante la cruda realidad: ¿Cuánto nos va a costar sus “compromisos”? ¿Son pertinentes estas obras? ¿Cómo se eligieron?
Hasta este miércoles, Enrique Peña Nieto llevaba 165 propuestas, casi dos por día de campaña. Algunas son específicas, otras ambiguas. Algunas son estatales, otras nacionales. Algunas tienen sentido en un mundo globalizado, otras no. A continuación algunas de las promesas.
“Pensión alimentaria para los mexicanos de 65 años en adelante.” “Vida digna… a quienes tanto nos han dado.” Suena bien: programas similares se han implementado ya en el país. Sin embargo, si no aumentamos la productividad, con una población que está envejeciendo, el tema puede volverse una condena.
En términos de energía hemos escuchado que se hará una “reforma energética para disminuir las tarifas eléctricas en beneficio de la población y la industria”. Sin embargo, hoy las tarifas están subsidiadas, es decir, pagamos menos de lo que cuestan. Asimismo, no todos pagan la electricidad que consumen. ¿Estaría dispuesto el gobierno a que pagáramos todos lo que cuesta realmente la electricidad
En cuanto a la educación, uno de los compromisos de EPN es: “Aumentar al menos a 45% la cobertura en educación superior.” Hoy sabemos que muchas personas no tienen las habilidades básicas para ser admitidos en una carrera y, quizás, la población se beneficiaría más de tener una mejor calidad en educación primara.
Otra propuesta relacionada con los jóvenes es: “Laptops con Internet para alumnos de escuelas públicas que cursen 5º y 6º año de primaria.” ¿Tienen todos los alumnos la capacidad para acceder a Internet ¿Son las laptops la mejor opción versus tablets como el iPad? ¿Qué pasaría después de la primaria? Hoy en día hay escuelas que ni electricidad tienen.
En materia de salud, cortesía del Partido Verde, tenemos: “Establecer los vales de medicinas en el IMSS, ISSSTE y Seguro Popular para asegurar el abasto de medicamentos.” ¿No sería más barato tener las medicinas y conseguir mejores precios por volumen? Cuánto costará ese sistema de vales y, en un México con enfermedades crónico-degenerativas, ¿de qué medicinas estamos hablando?.
En el campo, el candidato propone: “Incrementar la producción agropecuaria nacional, para lograr la seguridad alimentaria del país.” “Para que el arroz, el maíz y el frijol dejen de subir, hay que dejarlos de traer de afuera.” Sin embargo, si México no tiene las condiciones para ser competitivo en la producción de maíz, ¿lo podríamos importar y a cambio exportar otros productos en los que tenemos una ventaja comparativa, como podrían ser los jitomates? O tenemos que comer solo lo que produzcamos.
Basta con sumar sólo algunos de los compromisos para que ya estemos hablando de varios puntos del PIB. Y eso suponiendo que el gobierno sí contara con los recursos: no se ha hablado del riesgo de una caída en los precios del petróleo, y hay analistas que prevén exactamente eso. El refrán aquí no aplica: prometer puede no ser barato.
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