Puebla: 100 días recorridos y 2090 por delante

El estado de Puebla tiene un enorme potencial. Tanto, que su actual rezago en materia de productividad y de competitividad es el resultado directo de una falta de visión, liderazgo, planeación y buena administración pública. Esta semana el gobierno que encabeza Rafael Moreno Valle cumplió sus primeros cien días, y si bien es aún pronto para saber hasta dónde podrá el nuevo gobierno llevar al estado, es claro que hay una voluntad que antes no existía.
La “tarea” del nuevo gobierno está clarísima. En términos de productividad, el estado de Puebla no sólo ocupó apenas el doceavo lugar en el Índice de Productividad de CIDAC, elaborado con datos de 2009, sino que se ha mantenido estancado en este rubro durante por lo menos una década.
El único sector en Puebla que supera la media nacional de productividad es el de transportes, además todos los sectores, excepto manufacturas y construcción, presentaron retrocesos en productividad entre 2004 y 2009.
Por ejemplo, Puebla ocupa el lugar catorce en productividad en la industria manufacturera, donde es superado por estados como Hidalgo, Querétaro, Morelos, Guanajuato y Aguascalientes. En este sector, cada trabajador en el Estado de México produce 200 mil pesos más al año que un trabajador en Puebla.
Puebla ha perdido terreno en industrias específicas, como es la textil. Ésta disminuyó en 12% su personal ocupado de 2004 a 2009. También pasó de tener 890 empresas a 798. Y aunque la productividad del sector se incrementó, el estado ocupa apenas el lugar 16 a nivel nacional.
Sin embargo, Puebla tiene importantes elementos a su favor:
Puebla goza de regiones intensamente productivas, al tiempo que su cercanía a la Ciudad de México es una gran ventaja. Existen sectores de la economía estatal que se están posicionando fuertemente y que a largo plazo podrían volverse motores importantes de la economía estatal, como son las industrias alimentaria y farmacéutica.
En la industria alimentaria vemos que empleaba a 35 mil personas en 2004 y cinco años después aumentó en 26%, alcanzando casi los 45 mil empleados. En el mismo periodo las unidades económicas pasaron de casi 9 mil a casi 12 mil, la producción aumentó en 20% en términos reales, y la productividad remontó en 3%.
La industria de fabricación de productos farmacéuticos también presentó un incremento del 40% en el personal ocupado entre 2004 y 2009, incrementando en 20% su producción y en 5% su productividad laboral.
Por otro lado, Puebla está relativamente bien en materia de violencia y seguridad. Si logra permanecer así y, además, construir un sistema de justicia moderno con capacidad para proveer la certidumbre que sólo brinda el estado de derecho, se podría volver un lugar muy atractivo para la inversión nacional y extranjera.
Y por último, Puebla ocupa un decoroso quinto lugar en productividad en servicios educativos, a la vez que cuenta con infraestructura de sobra para llevar a cabo eventos culturales, sociales y empresariales de gran tamaño.
El nuevo gobierno ha tenido un buen arranque: alianzas con distintos actores políticos, un mayor presupuesto y acciones concretas que ya se están llevando a cabo. Pero serán los próximos 2,090 días los que determinarán hasta dónde podrá llegar el estado en un sexenio. Por lo pronto, se percibe voluntad política y un entendimiento riguroso de los retos y oportunidades por delante. Es un buen augurio.

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