¿Qué harías con 200 mil millones de pesos?

Sociedad Civil

Esta semana, 38 organizaciones de la sociedad civil piden a los candidatos a la Presidencia que, de ser electos, modifiquen el esquema que tenemos hoy: 200 mil millones de pesos al año destinados a subsidios energéticos (gas LP, gasolina y electricidad). Las razones para exigirlo son varias. Los subsidios energéticos benefician más a quien más tiene, inhiben la transición hacia energías más limpias y son recursos que podrían focalizarse en quien verdaderamente más los requiere, o bien ser invertidos en otros rubros.
Si bien la petición va dirigida al próximo Presidente o Presidenta de la República, lo cierto es que el trabajo más importante se encuentra en la sociedad, pues aún persisten muchos mitos y malentendidos entre los mexicanos. Basta con ver las objeciones y señalamientos en torno a la iniciativa 200 mil millones en las redes sociales. Algunos de los puntos más comunes:
1.- Muchas personas creen que un subsidio no existe porque están pensando en los subsidios como recursos que se otorgan a los ciudadanos de forma directa. Sin embargo, una definición más amplia incluiría medidas gubernamentales como asumir una parte del precio para que los consumidores finales paguen menos -como pasa con el metro. Así, los subsidios son más de los que se transfieren de forma directa.
2.- Se opina que en vez de eliminar los subsidios, deberíamos reducir la corrupción en Pemex, CFE y otras dependencias. Sin embargo, ambas medidas no son excluyentes.
3.- Una creencia extendida es que el subsidio se debe a que importamos gasolina cara, y que el problema se solucionaría si la refináramos en México. Sin embargo, aunque tuviéramos muchas refinerías más, podríamos exportar gasolina y así generar una ganancia para Pemex.
4.- Se considera que con los “gasolinazos”, el Gobierno sí sube constantemente los precios de la gasolina. No obstante, estos incrementos solamente nos acercan un poco más al costo real de los energéticos.
5.- También se piensa comúnmente que la eliminación de los subsidios energéticos tendría un efecto inflacionario. Esto sería cierto si la medida se tomara de golpe, pero no si el cambio fuera gradual, permitiendo que las empresas ajustaran poco a poco sus precios.
6.- “Mejor ‘démosle entrada’ a las energías limpias”, se dice. Sin embargo, mientras sigamos abaratando los combustibles fósiles artificialmente, los usuarios no tendremos incentivos a cambiar.
7.- Por último, la gente se pregunta: ¿por qué si el precio de los combustibles está bajando en el mundo, en México sube? La respuesta radica en que tendríamos que estar pagando lo que en realidad cuestan para ser susceptibles de variaciones reales en el precio.
El tema de los subsidios energéticos es de los más complejos. Hay desde diferencias en cómo contabilizarlos hasta intereses políticos que van en distintas direcciones. Sin embargo, en vísperas de la nueva Administración, lo que se requiere es que, como país, definamos para qué querríamos subsidios energéticos si hoy empezáramos de cero. Los subsidios serían entonces una herramienta analizada a la luz de una meta concreta. En la página 200milmillones.org se pide a los candidatos poner este tema sobre la mesa. Habrá que ejercer presión.

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