Planteamiento del Problema
El subsidio es un instrumento, no un fin en sí mismo. Sin embargo, en México éste instrumento ha alcanzado dimensiones desproporcionadas, lo que nos ha llevado a cuestionar su uso. Específicamente, los subsidios energéticos –gasolina, electricidad y gas LP- nos cuestan más de $200 mmp al año. Sorpresivamente, sin embargo, este boquete de recursos no forma parte de la discusión en la agenda pública nacional, y no se determina a través de una votación pública en el Congreso de la República.
Adicionalmente, generan tres problemas fundamentales. En primer lugar, los subsidios energéticos benefician en mayor medida a los consumidores con mayores ingresos y en una mayor medida a quienes menos consumen: el 30% más pobre de la población recibe alrededor del 17% de los subsidios, mientras que el 30% de la población con mayores ingresos recibe el 34% de los mismos. En segundo lugar, los subsidios energéticos generan un alto costo de oportunidad en términos de la pérdida de inversión productiva de estos recursos. Finalmente, generan externalidades negativas sobre el medio ambiente, particularmente al incentivar el aumento en consumo de combustibles fósiles.
Pregunta eje del debate
¿Debemos de redefinir el esquema actual de subsidios energéticos, y de hacerlo, cómo debería de modificarse dicho esquema, particularmente de los subsidios al Gas LP, la gasolina y la electricidad?
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