La campaña en Redes Sociales de Eruviel Ávila para la gubernatura del Estado de México ha sido, probablemente, en la que más dinero se ha gastado por votante. La pregunta es, para qué sirvió y qué podemos prever para las campañas del 2012.
Las Redes Sociales –en Facebook, Twitter, YouTube y otras plataformas– pueden ayudar a detonar movimientos masivos, acelerar iniciativas ciudadanas, coordinar a miles de personas en torno a una causa y cerrar brechas entre personas con intereses similares pero que difícilmente se hubieran conocido de otra forma. Sin embargo, también son un reflejo de la sociedad: exaltan nuestras virtudes y también nuestros vicios. En el caso de la campaña de Eruviel Ávila, por ejemplo, se vio un fenómeno muy interesante: acarreo masivo y compra de seguidores y “amigos”.
La práctica parece haber sido pagar poco a muchas personas que se dedicaron a “apoyar” al candidato. Abundaron cuentas de jóvenes, con datos probablemente falsos y pocos o nulos seguidores que estaban activas en campaña pero casualmente, una vez que terminó aquella, cayeron en silencio.
El gasto millonario en Redes Sociales ha generado todo un mercado de nuevas empresas dedicadas a campañas en Internet, y le ha dado trabajo a muchas personas. Este esfuerzo no es aislado; las Redes Sociales complementan las campañas en medios tradicionales y crean una plataforma que le servirá al candidato y al partido hacia el futuro, cuando aumente el acceso a Internet.
Sin embargo, hoy se ve muy indirecta la relación entre campañas en Redes Sociales y votos. En la encuesta de salida llevada a cabo por CIDAC y DEFOE titulada “El Estado de México más allá de sus Candidatos”, se aprecia que sólo el 33 por ciento de quienes votaron el 3 de julio tienen acceso a Internet, el 54 por ciento dijeron estar “poco” o “nada” interesados en política, y que quienes votaron por el PRI fueron los de menores recursos, menor nivel de escolaridad y, por lo tanto, los de menor acceso a Internet.
La inversión en Redes Sociales no cierra, necesariamente, la brecha entre el candidato en cuestión y la sociedad, pues hasta ahora el enfoque ha estado en la métrica más burda, que es el número de seguidores, sin considerar quiénes son o la calidad de la comunicación y los mensajes. Este error lo alientan los equipos de campaña, las empresas subcontratadas para “llevarle las Redes Sociales” al cliente y los propios medios de comunicación.
Asimismo, si bien las Redes Sociales podrían acercar a los candidatos o sus equipos de campaña con líderes y medios locales, estos segundos requieren tener conversaciones técnicas y/o poder tratar puntos específicos sobre sus comunidades, planteamientos que no pueden ser contestados por quienes están a cargo de atender Facebook, Twitter o YouTube. Es decir, las personas que tienen el conocimiento para contestar y comprometer al candidato con un curso de acción en caso de ganar, están demasiado ocupadas para hacerlo.
Rumbo al 2012 en México vemos varios esfuerzos en Redes Sociales por parte de cada uno de los aspirantes a contender por la Presidencia. Por ejemplo, la aplicación de juego para Facebook “Super Josefina”, el vínculo en Twitter con el periódico digital “Sendero del Peje” o el canal en YouTube “TV Beltrones”.
Existen hoy más preguntas que respuestas sobre el rol que jugarán las Redes Sociales en las elecciones del 2012 y las subsiguientes. De lo que sí podemos estar seguros es que la renovación y el cambio en la política mexicana no vendrán automáticamente por este medio. El cambio y el progreso nos lo tenemos que ganar a través del compromiso con un acercamiento permanente y de verdadera sustancia entre la clase política y la sociedad. Ya entonces las Redes Sociales nos podrán ayudar, no al revés.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org