El saldo de las elecciones

Las elecciones del pasado 5 de junio en las 12 contiendas para gobernador, así como en la elección de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, reconfiguraron la distribución del poder político a nivel local. De acuerdo a los resultados reportados por el Programa de Resultado Electoral Preliminar (PREP), en 8 de los 12 estados se dio lugar a una alternancia del partido en el poder y confirmó una de las tendencias que se observaba desde las elecciones de 2015 en donde los electores ejercieron un voto de castigo a los malos gobiernos a nivel local.[1]

  1. El triunfo de la alternancia

El PRI perdió seis estados – Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz- mientras que el PAN cedió sus gubernaturas en Sinaloa y Oaxaca, ambas producto de una coalición con el PRD. El éxito de la oposición en Tamaulipas, Durango, Quintana Roo y Veracruz no es menor, ya que por primera vez en más de ochenta años se consolidó el triunfo de un candidato ajeno al PRI. El hartazgo de la ciudadanía con el desempeño de sus gobiernos fue uno de los principales motores de la alternancia en estas elecciones. Las acusaciones de corrupción, enriquecimiento ilícito y desvío de recursos, aunadas a los bajos índices de aprobación gubernamentales en estados como Veracruz, Chihuahua, Oaxaca y Tamaulipas fueron lo suficientemente altos para favorecer a los candidatos de oposición. Asimismo, la baja aprobación del Presidente Peña Nieto fue un factor que jugó en contra del PRI de manera generalizada. [2]Tan es así que los candidatos priistas prefirieron mantener su distancia con la figura de Peña durante las campañas electorales.

Los gobiernos de alternancia entrantes tendrán que cumplir con sus promesas de campaña y ser capaces de atender los intereses de la ciudadanía que votó por ellos. Por ejemplo, los gobiernos de Miguel Ángel Yunes en Veracruz y Javier Corral en Chihuahua prometieron investigar, sancionar e inclusive llevar a la cárcel a los gobernadores salientes, Javier Duarte y César Duarte, respectivamente. Francisco Javier Cabeza de Vaca hizo una promesa similar al asegurar que los alcaldes ligados al crimen organizado en Tamaulipas serían castigados por las instituciones de justicia pertinentes. Estas promesas son similares a las que hicieron Jaime Rodríguez “El Bronco” en Nuevo León y Claudia Pavlovich en Sonora hace un año. Al igual que Pavlovich y Rodriguez, Yunes y Corral están comprometidos con arrojar resultados contundentes en contra de los exgobernadores y llevar gobiernos transparentes, ajenos de actos de corrupción y prácticas opacas, de lo contrario se harán acreedores del descontento de los ciudadanos que les dieron el triunfo.

Por otro lado, estas elecciones sirvieron como una oportunidad para evaluar la competitividad de las alianzas electorales PAN-PRD . Las alianzas PAN-PRD funcionaron en Quintana Roo, Durango y Veracruz postulando a ex priistas mientras que fallaron en Oaxaca y Zacatecas, también con ex militantes. Por otro lado, los gobiernos que fueron producto de una alianza PAN-PRD también tuvieron saldos ambiguos ya que retuvieron Puebla (con una nueva alianza que excluye al PRD) pero perdieron Oaxaca y Sinaloa. En el éxito de Puebla destaca la función que desempeñó el gobernador Rafael Moreno Valle con una tasa de aprobación aceptable y operación política robusta.

Esto demuestra que las alianzas electorales continúan siendo un mecanismo redituable para conseguir votos pero que se utilizan únicamente para acumular votos y se disuelven una vez alcanzado la meta electoral. Es decir, son alianzas electorales pero no de gobierno.

  1. El rebase por la derecha

Como ya lo habíamos mencionado en este espacio, un buen número de las contiendas estaban mucho más cerradas de lo que la mayoría de las encuestas vaticinaban. Es decir, muchas elecciones se habían tornado mucho más competidas e inclusive algunas estaban “en el aire”. Los resultados de Aguascalientes, Chihuahua, Durango y Quintana Roo parecieron sorpresivos para aquellos que siguieron literalmente las encuestas, ya que la mayoría pronosticaba el triunfo de otro candidato.

  1. Aguascalientes

Únicamente la encuesta de Varela y Asociados predijo el triunfo de Martín Orozco del PAN. Las encuestas publicadas en El Financiero, Demotecnia y El Universal, pronosticaban el triunfo de la priista Lorena Martínez con el 47, 47 y 46.5% de los votos, respectivamente.

 

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  1. Chihuahua

En el caso de Chihuahua, todas las encuestas publicadas otorgaban el triunfo a Enrique Serrano de la coalición PRI-PVEM-PANAL-PT. Ninguna de ellas ilustró un posible triunfo de Javier Corral y menos con el margen final que obtuvo. Como demuestra la gráfica, según el PREP, Javier Corral obtuvo casi el 40% de los votos cuando las encuestas le otorgaban entre el 31 y 37% de estos.

 

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  1. Durango

De acuerdo a las encuestas de El Financiero y Demotecnia, Esteban Villegas, candidato del PRI-PVEM-PANAL-PD, obtendría el triunfo con aproximadamente el 49% de los votos. La encuesta de Parametría pronosticaba una elección empatada. En realidad, la elección fue abierta a favor del candidato del PAN-PRD. De acuerdo a las cifras del PREP, los pronósticos de las encuestas prácticamente se revirtieron ya que el candidato del PAN, Joré Rosas Aispuro obtuvo el 46% de los votos y Esteban Villegas obtuvo el 42.3% de estos. La diferencia entre las intenciones de voto reportadas por las encuestas y el resultado final de la elección demostraron, una vez más, que el voto panista es subestimado sistemáticamente. A diferencia de las elecciones de 2010, donde el propio Rosas Aispuro se quedó a menos de dos puntos del triunfo, en esta ocasión sí logro obtener la mayoría de los votos.

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  1. Quintana Roo

El triunfo de Carlos Joaquín González de la coalición PAN-PRD con el 45.6% de los votos frente a los 35.7% de José Mauricio Góngora de la coalición PRI-PVEM-PANAL no solo fue contundente sino también demostró las deficiencias en las mediciones de las encuestas. Como demuestra la gráfica, si comparamos los resultados del PREP con las encuestas publicadas en El Financiero, Excélsior y SDP es evidente que estas subestimaron los votos de Carlos Joaquín González en 11.7, 9.7 y 10.7, respectivamente.

El desempeño de las encuestas en estos cuatro estados obliga a cuestionarnos sobre el estado de la investigacion por encuestas en Mexico, su efecto en la intención del voto de la ciudadanía y las métricas que se necesitan para evaluarlas. El protagonismo de las encuestas y el debate en torno a éstas no es nuevo. La evidencia en estas elecciones refuerza la necesidad de cuestionar la capacidad de las encuestas para aproximar las preferencias e intención de voto del electorado, los problemas para poder lidiar con el voto oculto y la subestimación a ciertos candidatos, asi como la opacidad que existe en torno aquellas que son utilizadas con fines propagandísticos. Es evidente que las encuestas deben de ofrecer alternativas para medir las preferencias y ser capaces de conocer a un electorado que cada vez es más difícil de captar en las mediciones de opinión pública. Asimismo, es importante tener claro que las encuestas seguirán siendo difundidas por medios de comunicación y que la solución no es regularlas nuevamente, sino más bien contar con mecanismos que transparenten su financiamiento así como una mayor información acerca del historial de las estimaciones de cada encuestadora en elecciones previas.

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  1. Al interior de los partidos

Los resultados de la elección tuvieron una repercusión al interior de los partidos políticos y reconfiguraron los liderazgos individuales de cara a 2018. Para Manlio Fabio Beltrones, Presidente Nacional del PRI, la derrota en seis de los estados que gobernaba el PRI y haber triunfado en sólo 5 de las 9 entidades prometidas, es un golpe a su liderazgo. Agustín Basave, líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), aceptó que el partido del sol azteca necesita de un cambio profundo para poder salir de una de las peores crisis que atraviesa actualmente y que se reitera en su pobre desempeño en estas elecciones. El PRD no ganó una sola elección, obtuvo porcentajes muy bajos en casi todos los estados y perdió la mayoría en la CDMX. Para colmo, los candidatos aliancistas que ganaron eran los postulados por el PAN y no por el PRD.

En contraste, los triunfos del Partido Acción Nacional (PAN) en 7 estados consolidaron el liderazgo de Ricardo Anaya frente del partido, cuyo liderazgo estaba siendo fuertemente cuestionado por el ex presidente Felipe Calderón. Pero también es un triunfo para el exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, que como consecuencia mantiene sus ambiciones presidenciales.

El buen desempeño de MORENA en estados como Veracruz, Zacatecas y Oaxaca y, sobre todo, en la elección de la Asamblea Constituyente consolidó al partido y a la figura de Andrés Manuel López Obrador a nivel nacional.

El desempeño de los candidatos independientes no fue tan protagónico durante estas elecciones. A diferencia de las elecciones de 2015, donde algunos candidatos independientes -como Jaime Rodríguez “El Bronco” en el gobierno del estado de Nuevo León, Manuel Clouthier como diputado federal de Sinaloa y Alfonso Martínez en la alcaldía de Morelia- obtuvieron victorias importantes, en esta ocasión el papel de los independientes fue menos protagónico. Sin embargo, destacan las victorias de Ismael Figueroa Flores para la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y Armando Cabada en la alcaldía de Ciudad Juárez, Chihuahua.

  1. El desafortunado ejercicio llamado Constituyente CDMX

En la Ciudad de México se llevó a cabo la elección de 60 de los 100 miembros de la Asamblea Constituyente, la cual tomará protesta el 15 de septiembre para hacer la primera Constitución de la CDMX. El 40 por ciento restante será elegido por Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Mancera, la Cámara de Diputados y el Senado. Por su parte, el Congreso Federal ya ha elegido a sus representantes, los cuales reflejan la composición de la cámaras con una mayoría del PRI con 10 lugares, seguido por el PAN (7), PRD (4) y el PVEM (2). Esta elección se vio dominada una baja participación de los capitalinos y por una fórmula compleja para traducir los votos en los curules que minaron la representatividad y conexión de la elección con los ciudadanos.

Con casi el cien por ciento de las actas computadas, el PREP de la Ciudad registró una participación electoral del 28% y un voto nulo de casi 8%, muy por encima del registrado en las elecciones intermedias de 2015 (6.16%). Si bien la participación electoral resultó mayor a las proyecciones previas, las cuales rondaban entre el 15 y 20%, la participación fue aún muy baja con respecto a otras elecciones, inclusive a aquellas que son intermedias –en 2015 la participación electoral fue de 44.17%[3]. Como era esperado, Morena aventajó al resto de los partidos políticos con aproximadamente el 32% del apoyo electoral, seguido por el PRD y el PAN con el 28 y 10%, respectivamente; la brecha entre Morena-PRD se redujo significativamente desde la elección 2015[4], donde Morena obtuvo 25% de apoyo electoral en la Ciudad de México en contra del 12% del PRD.

La complejidad que supuso la boleta con listas cerradas para partidos políticos y una lista para candidatos independientes derivó en una designación de curules que ponía en desventaja a los candidatos independientes[5]. A pesar de que éstos registraron en conjunto 173,487 votos, un número mayor que el PVEM, PT, MC y PANAL juntos, únicamente tendrán un curul. En contraste tanto el PVEM, y MC tendrán un representante electo, respectivamente y el PANAL tendrá dos.

Ante este escenario, vale la pena preguntarse si existían alternativas para mitigar la complejidad y la inequidad en la distribución de lugares para los candidatos independientes y partidos políticos. Una primera opción hubiera sido procesar el número de curules de los independientes tomando la votación total de los mismos, es decir, tratándolos como un partido político artificial.

Posteriormente los ganadores de los lugares se designarían mediante el orden que ocuparán dado el número de votos recibidos, ordenándolos de mayor a menor. Esto aumentaría la representación de independientes en el Constituyente en 4 lugares. La siguiente gráfica muestra el escenario descrito.

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Este complejo esquema de votación, aunado a la composición 60-40 de la Asamblea Constituyente de la CDMX, producirá un resultado con legitimidad parcial e inconexa con las preferencias de los capitalinos. Por un lado, el resultado privilegia la sobrerrepresentación de partidos mayoritarios a nivel federal, sin tomar en cuenta a los partidos mayoritarios en la capital.

En segundo lugar, la baja participación ciudadana registrada en la jornada electoral del domingo provocará una débil legitimidad de “la voluntad popular” que se discuta en el Constituyente. Con los resultados obtenidos, ni siquiera 1 de cada 3 capitalinos habrá respaldado con su apoyo a los miembros del Constituyente. El nivel de participación en la elección permite concluir que Miguel Ángel Mancera falló en desarrollar a la Reforma Política del DF y su principal producto: la Constitución, como una causa interesante y esencial para los capitalinos, e inclusive como una bandera atractiva en su agenda de gobierno. La elección del Constituyente fue un ejercicio desafortunado en donde no hay claros ganadores. El Gobierno de la Ciudad desperdició un instrumento democrático y de gobierno.

Conclusión: “Falta mucho” para 2018

La pasada jornada electoral reconfiguró de una manera sorpresiva el panorama hacia 2018. Fuera de la elección local de la CDMX, en su mayoría los comicios estatales produjeron una lección valiosa para los partidos políticos: la alternancia como castigo.

A pesar de las campañas negativas, las múltiples acusaciones entre candidatos y las amenazas del crimen e inseguridad en algunas localidades, se registró una amplia participación electoral – para las elecciones de gubernaturas en promedio 53%. Es importante resaltar el mensaje para los partidos políticos de gobiernos entrantes y salientes: el votante mexicano más que premiar a algún candidato, castiga malas gestiones. La segunda lección importante de la elección es que el tema de combate a la corrupción es y será central en las campañas presidenciales de 2018. Por ende, las administraciones locales actuales y el Gobierno Federal tendrán menos de dos años para corregir sus escándalos de corrupción y opacidad, así como las opciones de candidatos que habían previsto como “competitivos”. Si la jornada electoral del domingo pasado fue un ensayo para la elección de 2018, la moneda sigue en el aire.

[1] De acuerdo a distintas encuestas realizadas por Parametría, por primera vez en más de 15 años, el nivel de desaprobación promedio de los gobernadores es mayor al nivel de aprobación. Asimismo, de acuerdo a las encuestas de Reforma, los niveles de desaprobación de gobernadores como Javier Duarte, Cesar Duarte y Gabino Cué registran niveles mayores al 60%. Véase: http://gruporeforma-blogs.com/encuestas/, http://www.milenio.com/politica/aprobacion_gobernadores-Parametria_aprobacion_gobernadores-campanas_2016_0_730727202.html.

[2] El nivel de desaprobación del presidente Peña se ubicó en 66% en abril de 2016. http://gruporeforma-blogs.com/encuestas/?p=6287

[3] Cifras de participación para la elección de jefes delegacionales. Se eligió estas jefaturas de gobierno local por que en 2015 participaron tanto por primera vez candidatos independientes, caso análogo a la elección actual.

[4] Cómputos distritales para diputados federales por principio de representación proporcional en la Ciudad de México.

[5] De acuerdo al dictamen de la reforma, el número de votos mínimo para adquirir un lugar en el Constituyente se fija con el cociente natural producto de dividir la votación válida emitida entre el número de lugares a asignar, en este caso 60. Entonces, el número mínimo de votos para tener ganar un lugar es: 32, 029. En la fórmula de los partidos políticos al denominador (60) se le restan los lugares que hayan ganado los candidatos independientes, y la votación valida emitida es aquella únicamente de partidos políticos, esto da como número mínimo: 29,139 votos. Los lugares restantes se asignan con el resto mayor hasta llenar las 60 curules.

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