Start-Up ¿México?

Competencia y Regulación

Tienes una idea de negocio genial. ¿Por qué te irías a probarla a Chile?
Tienes una empresa exitosa con menos de dos años de existir. ¿Por qué la llevarías a Chile?
A comparación de países como México o Brasil, Chile no tiene un mercado interno grande, su gasto en Investigación y Desarrollo (como porcentaje del PIB) es bajo, y geográficamente está un tanto aislado.
Sin embargo, en el último año y medio mil emprendedores se han ido a Chile a echar a andar sus empresas. El motor: Start-Up Chile, un programa del gobierno chileno que fue fundado por Nicolás Shea quien esta semana estuvo en México en el foro anual de The Economist. El objetivo del programa es convertir a ese país en un polo de innovación y emprendimiento en América Latina.
Aunque el entorno para empezar empresas en Chile aún presenta muchos retos, el incentivo ofrecido ahora es claro: una visa de trabajo (recurso escaso en otros países como lo es Estados Unidos) y 40 mil dólares para echar a andar tu idea.
La exposición de Nicolás Shea en el foro de este miércoles evidenció que, aunque la idea suena lógica, en realidad está transformando paradigmas. La razón más importante es quizás que se trata de un país en vías de desarrollo que está financiando proyectos de extranjeros, la mayoría de ellos provenientes de países desarrollados. Esto requiere decirle a los ciudadanos que, con sus impuestos, además de apoyar chilenos, se apoyará a quienes tengan las mejores ideas, sean éstos estadounidenses, argentinos, canadienses, brasileños, hindúes, españoles o mexicanos.
Por otra parte, el éxito de Start-Up Chile confirmará que, si bien la inversión en Investigación y Desarrollo es importante, con frecuencia se deja fuera a quienes realmente pueden hacer la diferencia: los emprendedores.
Las principales métricas con las que se mide el alcance del programa son el número de empresas que se crean y cuántas de ellas se quedan finalmente en el país. Sin embargo, existen muchos otros beneficios que, aún siendo difíciles de cuantificar, no dejan de ser relevantes. Por ejemplo, Start-Up Chile le ha dado contenido a los medios para que se hable más de emprendedores, al tiempo que tener tanta “fuerza creativa” en casa, ayuda a los chilenos a pensar en nuevas posibilidades. Por último, aunque muchos de los beneficiarios extranjeros de Start-Up Chile sólo estén en el país una temporada, generarán el mejor marketing que el país pueda pedir, pues hablarán de su estancia, recibirán visitas de fuera y ellos mismos posiblemente volverán a visitar tierras chilenas en el futuro.
Tras su conferencia, Nicolás Shea me comentó: “Tienen que hacer esto en México.” Algunos de los elementos que dio en su conferencia fueron que México, además de poseer un mercado interno atractivo, tiene la vecindad con Estados Unidos y hay muchos mexicanos viviendo en el extranjero, para quienes probablemente sería muy atractiva la oportunidad de echar a andar sus ideas en su país de origen.
Para mí, la lección más importante de Start-Up Chile es que, cuando de innovación y crecimiento económico se trata, no se puede tener éxito en un mundo global con programas cuya visión no trasciende fronteras.

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