Miles de jóvenes comenzarán este mes una carrera universitaria con la esperanza de encontrar un trabajo de tiempo completo pocos años después. Sin embargo, ninguna universidad los preparará para lo que ya se está volviendo uno de los fenómenos económicos más importantes: el auto-empleo.
El discurso económico está plagado de tres palabras: desempleo, empleo y emprendedores. Pero 13 millones de mexicanos que figuran ya ante el INEGI como trabajadores independientes pintan una realidad más compleja, una que incluye a ambulantes y comerciantes informales pero también a programadores, diseñadores, profesores, consultores, autores, terapistas, decoradores y traductores. A la “clase creativa”, en otras palabras.
Además de hacer bien su trabajo, estos jóvenes necesitarán un conjunto de habilidades: entender qué régimen fiscal les conviene; saber construir una base de clientes con los cuales comunicarse por correos masivos bien hechos e interacción en redes sociales; dominar la auto-promoción y la creación de una marca personal; o saber usar herramientas en Internet, que van desde sitios para hacer citas hasta la creación de tiendas en línea con pago electrónico (“¿PayPal?”) y sitios para la subasta global de sus servicios.
Nuestros nuevos profesionistas no saben nada de esto, y si lo saben, es porque lo aprendieron por su parte.
Pero herramientas hay, y magníficas. En el sitio Elance.com, por ejemplo, se puede contratar a profesionistas independientes que ofrecen desde traducciones en múltiples idiomas hasta el desarrollo de prácticamente cualquier software. Ahí, tanto contratados como contratantes, van formando una reputación, pues son evaluados por sus contrapartes.
En Crowdspring.com, sitio que tiene una base de más de 100 mil diseñadores gráficos en más de 200 países, el cliente llena un cuestionario donde especifica lo que necesita y los diseñadores compiten por la asignación del proyecto a través de sus propuestas.
Ser un auto-empleado significa generar ingresos a partir de múltiples recursos propios, no nada más tus horas de trabajo. El sitio Airbnb.com te permite rentar una habitación libre en tu casa por noche, semana o mes, y hacerlo entre clientes o viajeros cuyo historial es público. Entre agosto de 2008 y febrero de 2012, este sitio llegó a cinco millones de noches reservadas, cifra que cualquier cadena hotelera desearía. Las categorías actuales en el sitio incluyen habitaciones, estudios, departamentos enteros y casas en árboles (una de las categorías que más está creciendo).
¿Te sobran los sábados o domingos por la mañana y conoces bien alguna colonia de la ciudad, o tienes una pasión por el arte, la comida o la historia? En Vayable.com hay miles de personas en todo el mundo ofreciéndose como guías turísticas especializadas, cobrando desde 5 hasta 500 dólares por tour.
México necesita más empresas y empresas más grandes. Pero aunque esta categoría crezca no les dará empleo a todos. El auto-empleo –bien llevado– puede ser una excelente fuente de ingresos, puede complementar un empleo de tiempo completo o medio tiempo, puede ser un buen “plan B” en caso de desempleo, y en todo caso puede ser la antesala personal a formar una empresa. Si alguien no puede generar ingresos para sí mismo, difícilmente podrá hacerlo para los demás.
Mientras que en los Estados Unidos uno de los términos más populares es “Brand You” (verte a ti mismo como marca), en México seguimos hablando de empleados y desempleados, y pensando que el auto-empleo es de fracasados o personas sin estudios. La realidad de millones de mexicanos está desmintiendo esta idea, y lo hará cada vez más. Es hora de que las universidades y el gobierno abran los ojos a esta realidad. A todos nos conviene.
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