Una visión altermundista de los mercados eléctricos

Energía

2000 y 2001 fueron los peores años para los mercados eléctricos. Entre mayo de 2000 y julio de 2001 el sistema eléctrico privado del estado de California enfrentó una fuerte crisis que llevó a la imposición de controles de precios, a apagones y al racionamiento. Entre octubre y diciembre de 2001 colapsó Enron, hasta ese año la séptima empresa más grande de Estados Unidos, y una de las grandes impulsoras de la liberalización de mercados energéticos. Energía y poder: la lucha por el control de la electricidad mundial de la profesora australiana Sharon Beder fue publicado inicialmente en el 2003, poco después de esos años terribles, y es un libro marcado por una visión crítica de la participación privada en el sector eléctrico.

Sharon Beder es profesora en la Universidad de Wollongong, una ciudad australiana en la que confluyen viejas siderúrgicas y carboneras, algunas de las mejores playas del sur de Australia, y el mayor templo budista del hemisferio sur. La mezcla urbana de Wollongong no es muy distinta de la mezcla personal que encontramos en la doctora Beder: una ingeniero civil involucrada en el movimiento ambientalista, y con fuertes preocupaciones por cuestiones de ética empresarial.

Energía y poder revela a la vez las virtudes y los defectos de la visión altermundista de las cosas. Entre las virtudes del texto hay que destacar su fuerte crítica al poco ético comportamiento empresarial en los casos de la crisis californiana y de Enron (la revisión de otras experiencias internacionales presente en el libro no resulta tan interesante). Al abordar estos casos Sharon Beder nos cuenta una historia que merece ser contada y que debe ser repetida. Quién crea que los empresarios y sus auditores son intrínsecamente buenos y siempre cuidan los intereses de sus usuarios y accionistas, está viviendo fuera de la realidad. El libro de Beder está ahí para abrirle los ojos.

Energía y poder tiene otra virtud importante: es un texto que le da voz a los perdedores de los procesos de apertura de los mercados eléctricos, a los afectados cuando los mercados o la regulación funcionan deficientemente. En particular, el texto les da voz a los obreros desplazados por la apertura del sector, a los consumidores afectados por las conductas empresariales colusivas para aumentar precios, y a los inversionistas y empleados afectados por los fraudes empresariales. Al darle voz a los individuos y grupos afectados Beder nos revela una verdad importante: las reformas siempre implican costos y los errores de implementación los elevan. Como otras más, la historia de la apertura del sector eléctrico ha dejado múltiples víctimas en su camino.

Pero el libro de Beder también exhibe algunas de las deficiencias de característica visión de mundo de la autora. Resulta notable cómo un libro que dedica tantas líneas a criticar la liberalización de los mercados eléctricos por ser el resultado de un “proyecto ideológico”, puede a su vez ser un libro tan ideológico. La condena de Sharon Beder a los mercados y a las empresas es absoluta y no tiene matices. En ocasiones el tono de Beder recuerda las críticas del cristianismo medieval al afán de lucro de los comerciantes. Véanse si no las múltiples páginas que Beder dedica a contar la historia del sector eléctrico, Beder parece estar relatándonos una lucha entre el bien y el mal, donde el bien está encarnado en las viejas empresas públicas preocupadas por los usuarios y el mal en las nuevas empresas privadas motivadas por el lucro. En esta lucha entre el bien y el mal, el mal pelea siempre con trampas. De ahí que Beder dedique una buena parte del libro a ilustrar las instancias de manipulación y propaganda empleadas por las empresas privadas para vender las bondades de los mercados eléctricos.

Energía y poder concluye con una frase que ha probado ser poco profética. La autora dice: “Es poco probable que la tendencia hacia la liberalización de la electricidad se sostenga mucho más.” (p. 698). Se trata de una afirmación que no resultaba tan fuera de lugar poco después de las crisis del mercado eléctrico californiano y Enron. Pero la realidad ha envejecido rápidamente las tesis de la autora. No sólo no se ha detenido la tendencia a la liberalización eléctrica, sino que se ha fortalecido. Más aún, la liberalización se ha mostrado capaz de sancionar su mala conducta y de fortalecer su marcha corrigiendo su curso. Varios de los villanos de las historias que Beder cuenta están multados o en la cárcel. Empresas todopoderosas como Enron y Arthur Andersen, pagaron sus pecados con la muerte empresarial. La legislación estadounidense sobre prácticas contables y gobierno corporativo ha sido endurecida a través de la ley Sarbanes-Oxley. Los economistas regulatorios han ajustado sus esquemas teóricos para incorporar las lecciones de California, pero siguen apoyando la apertura. La inminente crisis de los mercados eléctricos que sugería la historia contada por Beder nunca llegó.

e-mail: cesar.hernandez@cidac.org.mx

Su libro La reforma cautiva: Inversión y trabajo en el sector eléctrico mexicano se publicara en 2006.

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