Elecciones 2016: la consolidación de la alternancia local

El pasado 3 de abril marcó el arranque oficial de las campañas electorales que renovarán los distintos niveles de gobierno en doce entidades federativas. Las contiendas locales pondrán a prueba la viabilidad de los candidatos independientes, la fortaleza de partidos nuevos como Morena, y exhibirán la presencia del voto de castigo de los ciudadanos hacia sus gobernadores salientes. Las elecciones en estados como Chihuahua, Oaxaca, Puebla y Veracruz se definirán fuertemente en torno a dos ejes: la alternancia política y el rechazo de los ciudadanos hacia el partido en el poder. El desarrollo de la contienda electoral, así como su desenlace, determinará en buena medida el panorama de cara a 2018, por lo cual cada una de estas contiendas tiene gran peso para los distintos actores políticos.

Chihuahua

El estado de Chihuahua ha sido gobernado por el Partido Revolucionario Institucional a partir de la salida del exgobernador panista, Francisco Barrio Terrazas, en 1998. Los triunfos del tricolor y sus distintos aliados han sido considerablemente holgados. Como demuestra la Gráfica 1, tanto en las elecciones de 2004 y 2010, los candidatos priistas han triunfado por más de quince puntos de diferencia. Sin embargo, tras seis años de gobierno, la figura de César Duarte, ha estado plagada de controversias y denuncias de corrupción, uso indebido de recursos públicos y peculado. El acelerado y poco transparente crecimiento de la deuda estatal durante el gobierno de Duarte ha dado lugar a acusaciones de enriquecimiento ilícito y corrupción. Asimismo, la deuda estatal aumentó en 233% al pasar de 12 mil 547 millones de pesos en 2010, a más de 41 mil millones en 2015, sin traducirse en un mayor crecimiento a la economía local lo cual ha creado un descontento entre la ciudadanía.[1]

Ante este escenario, los dos principales candidatos opositores, Javier Corral del PAN y José Luis Barraza, candidato independiente, han construido sus campañas electorales en torno a la promesa de llevar a cabo un proceso de auditoría de las instancias de gobierno y castigar a los funcionarios responsables de algún delito. En específico, Javier Corral se comprometió a tener un gobierno que sea referente nacional en el combate a la corrupción, transparente, sujeto al mayor y más abierto escrutinio social en materia de compras y contrataciones de obras públicas, con la finalidad de castigar y evitar los abusos que caracterizaron la gestión de Duarte. De forma similar, la campaña de José Luis “El Chacho” Barraza gira en torno a las promesas de atender las altas tasas de violencia, corrupción e impunidad para poder castigar todos los delitos, incluyendo aquellos que involucran a funcionarios y autoridades estatales.

Más allá de las promesas de campaña de Corral y Barraza, las claves de la elección se encuentran, en primer lugar, en la lucha entre el PAN y el PRI, quienes van a la cabeza en las mediciones de intención de voto. En segundo lugar, la presencia y fortaleza del candidato independiente abre la posibilidad de que, en un momento dado, se pudiera gestar una coalición anti-PRI entre Barraza y Corral. Es decir, que alguno de estos decida retirarse de la contienda declinando a favor del otro candidato. La alianza anti-PRI reformularía la contienda y, tomando en cuenta algunas de las mediciones de intención de voto efectivo, sería capaz de arrebatarle el estado al tricolor. La victoria del candidato priista, Enrique Serrano, dependerá de su capacidad de desmarcarse del actual gobernador, Cesar Duarte y de sus escándalos de corrupción, endeudamiento y ejercicio irresponsable de los recursos estatales. Por otro lado, la fortaleza de Corral y Barraza dependerán, de su capacidad de presentarse como alternativas viables para castigar y evitar este tipo de irregularidades en un futuro.

Gráfica 1. Intención de voto en Chihuahua

I1

Fuente: Elaboración propia con datos de las encuestas CONFIRME y GCE

 

Oaxaca

La elección en Oaxaca se anticipa como una de las más competidas ya que no solo cuenta con la presencia de los candidatos de los partidos tradicionales. Además de las candidaturas de Alejandro Murat por la coalición PRI-PVEM y PANAL y José Antonio Estefan por la coalición PAN-PRD, las candidaturas de Salomón Jara de MORENA y Benjamín Robles del PT se perfilan como divisivas de la intención de voto de los oaxaqueños y han intensificado la competencia por la gubernatura (ver gráfica 2).

Gráfica 2. Intención de voto en Oaxaca

I2

Fuente: Elaboración propia con datos de las encuestas El Financiero, GCE, NSS Oaxaca, Votia.

 

Si bien la contienda en Oaxaca ha estado dominada por las negociaciones y confrontaciones al interior de los partidos – especialmente en la designación del candidato del PRD – la elección se plantea como una oportunidad para evaluar el desempeño de Gabino Cué durante los últimos seis años. Específicamente, la elección de Oaxaca tendrá como ejes de discusión la evaluación de los gobiernos de coalición entre el PAN y PRD, las acusaciones de corrupción del gobernador, y su capacidad para enfrentar las movilizaciones sociales del magisterio y otros grupos de interés de la entidad.

Los escándalos de enriquecimiento ilícito, desvío de fondos y corrupción cobraron una mayor relevancia y presencia mediática cuando se publicó que el gobernador, Gabino Cué, era el supuesto dueño de una mansión valuada en más de siete millones de dólares en una zona exclusiva de la ciudad. Por otro lado, las manifestaciones encabezadas por la sección 22 del magisterio- que iniciaron desde la discusión y aprobación de la Reforma Educativa- han paralizado la entidad, han representado pérdidas económicas, y han puesto en evidencia la incapacidad del gobernador para regular las movilizaciones. La gestión de Gabino Cué se ha quedado lejos de cumplir con las expectativas y promesas de 2010. Vale la pena recordar que al tomar posesión, Gabino Cué prometió reducir los niveles de pobreza e impulsar la economía oaxaqueña. Sin embargo, a casi seis años de que inició su gestión, el número de pobres se ha incrementado y la creación de empleos continúa rezagada.[2]

Estos acontecimientos han dado lugar a que las campañas de los candidatos del PT y Morena se hayan inclinado a denunciar las irregularidades y abusos de poder del gobernador y a plantearse como una alternativa transparente y limpia frente a los partidos tradicionales. Benjamín Robles del PT se comprometió a presentar y garantizar una sanción contra el mandatario en caso de que se le comprueben los delitos que se le adjudican. Por otro lado, Salomón Jara de Morena, se plantea ante el electorado como una opción distinta a los candidatos del PRI, PAN y PRD, como alguien capaz de combatir la pobreza y abatir la corrupción que ha caracterizado a los gobiernos pasados. En este sentido, ambos candidatos plantean ser una alternativa lo que han ofrecido los grandes partidos en los últimos doce años en Oaxaca.

La presencia del candidato de MORENA, Salomón Jara, es una de las particularidades más importantes de la contienda oaxaqueña y podría resultar crucial para el desenlace de la elección. El crecimiento de MORENA en la entidad se ha mantenido constante desde 2015, cuando desplazó al PAN al cuarto lugar de las preferencias en las elecciones de diputados federales. Asimismo, de acuerdo a las tendencias de las distintas encuestas de intención de voto, el partido de Andrés Manuel López Obrador tiene posibilidades de llegar a la gubernatura, o al menos a consolidar a MORENA como la oposición más fuerte en Oaxaca. Este resultado no es menor ya que representaría un triunfo para MORENA y lo consolidaría de cara a las elecciones de 2018.

Por último, la candidatura de Alejandro Murat, hijo del exgobernador José Murat, por la alianza PRI-PVEM-PANAL, ha cuestionado los resultados de la alianza PAN-PRD. De acuerdo al candidato priista, la alianza no cumplió con sus promesas y “le falló” a los ciudadanos oaxaqueños. En este sentido, el candidato priista representa una opción para reprobar la gestión del gobierno de Gabino Cué y busca conseguir una de las victorias más complicadas para el PRI.

Puebla

La elección de Puebla es singular ya que el triunfador de la votación del 5 de junio estará en el cargo de gobernador únicamente por un periodo de un año ocho meses. Esta entidad cuenta con una lista nominal de 4.2 millones de ciudadanos- la segunda más grande entre las que cambiarán de gobernador el próximo 5 de junio. Además, el actual gobernador, Rafael Moreno Valle, es una de las figuras que han comenzado a enfilarse hacia el 2018 y los resultados de la elección determinarán su viabilidad a futuro. Si el grupo morenovallista, representado por el candidato de la coalición PAN-PANAL-PT, Antonio Gali, no logra mantener la gubernatura, las posibilidades de Moreno Valle de competir por la candidatura presidencial del albiazul se reducirían considerablemente.

Al igual que en Oaxaca, la elección en Puebla girará en torno a la evaluación de Moreno Valle, quien llegó al poder gracias a la alianza electoral PAN-PRD en 2010. Entre los principales reclamos a la gestión de Moreno Valle se encuentran los escándalos por comprometer recursos públicos por más de cincuenta años, gracias a la creación de un fideicomiso con el impuesto sobre la nómina (ISN) para poder garantizar el pago de sus grandes obras. La poca transparencia en torno a los fideicomisos público-privados y al manejo de los recursos públicos ha contribuido al desgaste de la figura del gobernador y ha puesto en evidencia la opacidad en los manejos de las finanzas estatales.

Por otro lado, la controversia que generó la aprobación de la “Ley Bala”, como se conoce a la legislación que contemplaba el empleo de armas en el uso de la fuerza pública en Puebla, desató en su momento un gran rechazo en la entidad. El descontento con la “Ley Bala” se agudizó luego de que un adolescente de 13 años de edad falleció durante la dispersión de una protesta, y terminó por provocar que se diera marcha atrás a la norma. Si bien Moreno Valle acordó dar marcha atrás a la aplicación de la ley, el tema dio lugar a cuestionar el respeto a los derechos humanos del gobernador.

Como demuestra la gráfica 3, el panorama electoral de la entidad presenta una contienda reñida entre el candidato panista, Antonio Gali, y la candidata priista, Blanca Alcalá. Entre los retos más importantes para el Gali, destaca, en primer lugar, la necesidad de poder blindarse de los reclamos sobre los abusos de derechos humanos en la entidad. En segundo lugar, el candidato panista debe de ser capaz de consolidar un proyecto de gobierno que, si bien se basa en la continuidad de la agenda de Moreno Valle, no dependa únicamente de la popularidad de la figura del gobernador entre ciertos sectores de la ciudadanía. Para el caso de Blanca Alcalá, uno de sus principales desafíos se encuentra en poder separar su candidatura de la figura del exgobernador priista, Mario Marín- quién gobernó entre 2005 y 2011 y pasó a la historia como uno de los gobernadores más corruptos de nuestro país.

Gráfica 3. Intención de voto en Puebla

I3

Fuente: Elaboración propia con datos de las encuestas El Financiero, Indicadores SC, Más Data, MEBA y Mercaei

 

Veracruz

La figura del gobernador Javier Duarte ha sido una de las más cuestionadas en la agenda pública a nivel nacional. Los recurrentes escándalos de inseguridad, evasión fiscal, el enriquecimiento ilícito, y el desvío del presupuesto en la entidad, han generado un descontento de la ciudadanía hacia el gobierno del priista Javier Duarte. De acuerdo a la encuesta de El Financiero, el 72% de los veracruzanos desaprueban- total o parcialmente- el gobierno de Duarte (ver Gráfica 4).

Gráfica 4. Aprobación de Javier Duarte

I4

Fuente: Elaboración propia con datos de las encuestas de El Financiero

 

Las campañas de los candidatos de oposición, Miguel Angel Yunes, de la alianza PAN-PRD, y Cuitláhuac García, de MORENA, se han enfocado en resaltar los distintos episodios de corrupción, abuso de poder, opacidad y desvío de recursos por parte del gobernador. Miguel Angel Yunes informó que denunció penalmente ante la Fiscalía del Estado al Duarte y miembros de su gabinete por lavado de dinero, evasión fiscal y la presunta utilización de recursos públicos para enriquecerse. Además, en caso de resultar ganador en la contienda, ha prometido llevar a cabo un proceso de auditoría y revisión de las cuentas públicas para poder castigar a aquellos funcionarios responsables.

Por otro lado, el candidato del PRI-PVEM-PANAL, Héctor Yunes Landa, inició su campaña buscando distanciarse de la figura del gobernador, correligionario suyo. Es evidente que la figura de Duarte representa un pasivo para la candidatura priista y es una de las razones por las cuales la oposición se encuentra con cierta ventaja sobre Yunes Landa. De acuerdo a las encuestas más recientes, la intención de voto por Miguel Ángel Yunes es de 43% frente al 35% por Héctor Yunes (ver gráfica 5). En esta entidad, la elección estará definida, en gran parte, por el papel que juegue el gobernador en cada una de las campañas. Es decir, el triunfo de la oposición dependerá de su capacidad de plantear alternativas viables a los problemas de corrupción y violencia que azotaron la entidad durante los pasados seis años. Por otro lado, si el PRI quiere acortar la distancia con la oposición y evitar la alternancia en el estado que cuenta con el mayor porentaje del padrón dentro de las que tienen elecciones en 2016, deberá de ser capaz de deslindar a su candidato de la sombra de Duarte que, hasta el momento, parece debilitar la candidatura de Héctor Yunes.

Gráfica 5. Intención de voto en Veracruz

I5

Fuente: Elaboración propia con datos de las encuestas El Financiero y Diario del Istmo.

 

Conclusión

Las elecciones a gobernador en Chihuahua, Veracruz, Puebla y Oaxaca serán cruciales ya que no sólo atraerán la atención a nivel nacional debido a lo reñido de las contiendas, sino que también definirán hasta qué punto los ciudadanos están dispuestos a castigar los malos gobiernos. Es decir, estas entidades demostrarán si el voto de castigo y la alternancia, más allá del partido que se encuentre en el poder, permanecen como una constante en el panorama electoral mexicano. Estos estados tienen la particularidad de contar con gobiernos priistas (Chihuahua y Veracruz) y gobiernos producto de las alianzas PAN-PRD (Puebla y Oaxaca), por lo que, una posible derrota de los gobiernos en turno transformaría transformaría los equilibrios de poder de cara a las elecciones de 2018. Asimismo, esta elección es una segunda prueba para los candidatos independientes, especialmente en Chihuahua, y para MORENA, en Oaxaca, y permitirá medir las fuerzas de estas nuevas figuras en el sistema electoral nacional.

Autores: Carlos De la Rosa, Ximena López, Mireya Moreno, Jorge Ramírez y Rafael Vega
Coordinadora: Mariana Meza
Editora: Lorena Becerra

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[1] Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Deuda estatal, 2015.

[2] La profundidad del rezago de Oaxaca http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-mexico-como-vamos/2016/04/12/la-profundidad-del-rezago-en-oaxaca/

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