El Gobierno del Distrito Federal presentó esta semana el proyecto “Ciudad Segura”, la iniciativa de combate al crimen más ambiciosa de la administración actual: en un lapso de tres años se invertirán 400 millones de dólares en cuatro centros de control y cámaras de video-vigilancia en 8 mil puntos de la ciudad. El timing del anuncio indica que el Gobierno capitalino apuesta a obtener réditos electorales de esta fuerte inversión en tecnología. No es para menos, la situación de inseguridad en la ciudad ha llegado a tales niveles que la opinión pública ve con buenos ojos cualquier iniciativa que la atempere. De hecho, ni siquiera se alzaron voces de protesta sobre los dilemas éticos de contar con cámaras que graben de manera permanente a los capitalinos. Más allá de lo mediático e independientemente del juego de percepciones en el tema de la seguridad, para que la iniciativa rinda frutos será necesario mejorar la eficacia de policías y ministerios públicos para dar respuesta a las alertas de los nuevos centros de vigilancia, y para detener y procesar a los probables delincuentes. De lo contrario, la efectividad de esta iniciativa será limitada (ver Encuesta).
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