El peso continúa con su deslizamiento frente al dólar. Tanto que el pasado miércoles el Banco de México intervino directamente en la colocación de $400 millones de dólares, ya no por medio de subasta pública. Esta fue una maniobra delicada que envía la señal de que la desaceleración comienza a tocar los fundamentales de la economía nacional. El dato relevante se encuentra en una balanza de pagos deficitaria que implica la caída de flujos de inversión, es decir, la entrada de divisas a México ya no es suficiente para compensar la salida. El impacto devaluatorio del peso va más allá del diferencial de tasas entre México y EE.UU y del apalancamiento de los bonos denominados en dólares: entraña la existencia de problemas estructurales en la economía mexicana. La intervención directa de Banxico en el nivel de paridad puede ser una acción de emergencia, pero sería delicado que este mecanismo se vuelva recurrente. Como ya lo vivimos en 1994, las reservas tienen un límite y son simplemente una herramienta temporal.
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