La volatilidad en los mercados financieros continúa como parte de un fenómeno mundial de recomposición de inversiones y de una mayor aversión al riesgo. En ese contexto, la noticia relevante –paradójicamente– es que las fluctuaciones del peso y de la Bolsa Mexicana de Valores ya no son noticia. Escuchar que el tipo de cambio se ubicó en niveles superiores a los 14 pesos por dólar o que la bolsa cayó más de 7% se ha vuelto algo “normal” que sorprende a pocos; lo contrario está sucediendo con los indicadores del sector real, en donde datos relacionados con la situación del empleo cada vez llaman más la atención (Ver el siguiente párrafo). Por otra parte, mientras que algunos países comienzan a preocuparse por la aparición de un proceso deflacionario (una caída generalizada y continua en los precios), en México la inflación sigue repuntando a niveles no vistos desde 2001. Decir que el entorno económico cada vez es más complejo, no es novedad pero hablar de nuevos factores de riesgo sí lo es. La pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la amenaza del desempleo serán dos elementos que jugarán un papel clave en las negociaciones salariales para el próximo año. Es muy importante que todos los actores entiendan el impacto de sus reclamos, ya que los acuerdos alcanzados podrán apuntalar o bien complicar la situación económica del país.
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