El Gobierno ha intensificado el ataque al Cártel del Golfo, una de las asociaciones criminales con mayor capacidad de violencia y operación. En la semana destacó el arresto de Jaime González, alias “El Hummer”, uno de los fundadores y lideres de los Zetas, el grupo armado del cártel. También se realizó un decomiso histórico en Tamaulipas de más de 400 armas de alto poder. El tráfico irrestricto de armas provinentes de los Estados Unidos ha contribuido notablemente al incremento de la violencia. Ya se llegó a la cifra de 1,300 ejecutados tan sólo en Chihuahua (el año anterior se habían registrado menos de 300 ejecuciones) y en el país se está por llegar a las 4,100 en lo que va del año. Los propios grupos criminales parecen estar perdiendo el control sobre los grupos paramilitares que crearon. Se está registrando una cauda de violencia y crimen, como extorsiones, control y coacción sobre actividades informales, secuestros colectivos, y ejecuciones de mandos policíacos que interfieren con su operación o no cumplen con sus compromisos de protección. Es urgente que la inteligencia policial desarticule a estos grupos y disminuya su capacidad de operación. La cooperación norteamericana será fundamental para reducir el flujo de armamento en una guerra cada vez más desigual para las policías locales.
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