López Obrador convocó ayer a los suyos para advertir sobre protestas en el Congreso y movilizaciones en las calles si los dictámenes finales de la reforma de Pemex “van orientados a privatizar la industria petrolera”. La defensa del petróleo es su principal bandera política y prácticamente cualquier escenario incluye desde hace tiempo un movimiento de protesta encabezado por el tabasqueño. La pregunta es entonces hasta dónde estará dispuesto a subir los decibeles de la protesta. Acciones radicales vendrían acompañadas probablemente de un rechazo mayoritario en la opinión pública y un mayor distanciamiento con el ala de Jesús Ortega, un escenario complicado considerando que 2009 es un año electoral. AMLO catalogó como una victoria propia la decisión del Ejecutivo Federal de construir una refinería con recursos públicos. En esta vertiente, podría apostar a introducir cambios de última hora en los dictámenes que pueda etiquetar como candados anti-privatización. Mientras prepara el músculo, la decisión importante para López Obrador tiene que ver con el cálculo político.
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