Dos manifestaciones políticas muy diferentes llenaron las calles del centro de la ciudad de México este fin de semana: una más ciudadana y clasemediera; otra más sindical y populachera. A pesar de sus profundas diferencias (los seguidores de una no se mezclan bien con los de la otra), las dos marchas –una contra el secuestro y otra contra las reformas– pusieron en evidencia la distancia y el descontento de diversos sectores sociales con sus gobernantes. Detrás cada uno de los movimientos que salieron a las calles este fin de semana había y habrá interesados en cosechar beneficios concretos. La temporada electoral se acerca, y con ella oportunidades para montarse en las olas políticas y obtener beneficios cuantiosos. De lo que no hay duda es que “los de afuera”, aunque diversos, están azotando las puertas del gobierno.
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