Para cumplir con las directrices del COFIPE el PRI celebró su Asamblea Nacional en una sola sesión plenaria (las propuestas de militantes se asignaron a comisiones y mesas de trabajo que las analizarán posteriormente). Con una disciplina y rapidez que recordaron tiempos idos, en 25 minutos se realizaron las adecuaciones de rigor conforme a la nueva normatividad electoral. Así mismo, se modificó la Declaración de Principios para definir expresamente al PRI como un partido Socialdemócrata. De la misma forma, se introdujeron cambios a los estatutos priistas para dar más facultades a su presidencia, Consejo Político Nacional y Comisión Política Permanente, respecto de procesos internos y decisiones en las dirigencias locales. Se eliminaron algunas cuotas de género para candidaturas. Se flexibilizaron los candados impuestos en la asamblea XVIII respecto de las posturas en materia energética, con miras a la reforma que actualmente está en discusión. Velando armas para el 2009 se sanciona la deslealtad (“traición”) de militantes; así como ofender a compañeros de partido o proporcionar a adversarios políticos información reservada. Se cerraron filas en torno al Estado laico y se apostó por políticas de seguridad integrales y de largo aliento. El PRI quiere incrementar sus espacios de representación, está afinando su oferta política y está en mejor posición que el PRD para capitalizar la inconformidad social y el desgaste del gobierno. El presidente y el PAN tendrán que aceptar la colaboración imprescindible con el PRI; diputándole a ese partido los votos mediante activismo y publicidad en la recta final de las campañas políticas.
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