La crisis de seguridad pública que se vive en el país ha generado una serie de reacciones por parte de varios sectores. Mientras algunas son prometedoras otras no hacen más que subrayar la falta de tacto de nuestra clase política:
* Entre las esperables están el ataque a la estrategia calderonista contra el crimen por parte de personajes priístas como Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes, y la afirmación de AMLO de que el crimen es sólo una respuesta a la gran desigualdad y pobreza que se vive en el país. El golpeteo político en tiempos de crisis suele ser muy rentable electoralmente para grupos de oposición.
* Entre las lamentables está la declaración del presidente de la Suprema Corte culpando al Ejecutivo y al Legislativo por la inseguridad que se vive en el país cuando justamente en estos días se habla de corresponsabilidad, compromisos y coordinación entre todas las instancias del Estado.
* Por el lado de las interesantes, está la convocatoria a una marcha nacional contra la inseguridad que ponga la atención de nuestros gobernantes en el creciente descontento ciudadano. Esta marcha nace como un llamado imperativo a construir instituciones más eficaces y confiables en el combate al crimen organizado porque la delincuencia y la impunidad se han convertido en flagelos que la sociedad ya no está dispuesta a tolerar. Como siempre, sin embargo, también en la organización de la marcha misma hay politización e intentos de grupos sociales y políticos, como el Yunque, por controlarla.
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