El PRD celebra sus 19 años dividido al interior y sin cabeza. Ante lo que se anticipa como un largo litigio, el TEPJF ordenó reponer el proceso de cómputo de la elección, favoreciendo la petición inicial de Ortega. Que la disputa perdure a pesar de que históricamente el PRD siempre haya logrado solucionar sus conflictos electorales y el que su proceso electoral esté diseñado para evitar rupturas internas (dado que el que pierde se lleva también puestos importantes dentro del partido) nos indica que el problema entre corrientes es muy profundo. Sin embargo, resulta difícil pensar que alguno de los dos grupos quiera formar otro partido y renuncie a la valiosa franquicia del PRD, sobre todo en un país donde el diseño institucional difícilmente permitirá a uno de los partidos chicos ser una fuerza política nacional. En la actualidad, vemos un partido sin madurez institucional donde la “legitimidad” y los liderazgos internos rebasan por mucho la legalidad y los estatutos. En esta coyuntura el liderazgo de Cárdenas o de cualquier otro caudillo puede adquirir una enorme relevancia.
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