Los mayores retos para el gobierno de Ebrard parecen venir del interior de su partido. Los bejaranistas de delegaciones como la Cuauhtémoc lo miran con recelo, los chuchos que controlan el legislativo local lo ven como adversario. Hasta el momento, Ebrard ha salido adelante tomando una posición más a la izquierda que lo esperado y enfocando baterías en un enemigo externo. Veamos hasta dónde lo lleva esta estrategia.
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