Los resultados del PRI y del PRD en las pasadas elecciones fueron diametralmente opuestos. Sin embargo, hoy ambos partidos buscan la cohesión que les permita afrontar la siguiente legislatura –unos para ejercer su liderazgo y otros para no ser parte de una estructura en demolición. El PRI, en la lógica pragmática que lo caracteriza, parece encontrar el equilibrio en el reconocimiento de una agenda cuyos primeros visos lo dan las declaraciones de Paredes y Beltrones: no al IVA generalizado, la elección entre el IETU y el ISR y las ocho ”erres”. En el PRD el panorama luce bastante diferente, la cohesión que intentan construir es más bien un esfuerzo por rescatar lo que queda del partido. Sin embargo, las condiciones de su acuerdo son precarias –como lo muestra el descontento del senador René Arce– y de ninguna manera asegura cerrar las heridas que sus profundas diferencias causaron.
La reproducción total de este contenido no está permitida sin autorización previa de CIDAC. Para su reproducción parcial se requiere agregar el link a la publicación en cidac.org. Todas las imágenes, gráficos y videos pueden retomarse con el crédito correspondiente, sin modificaciones y con un link a la publicación original en cidac.org
