La detención, por parte de la SSP federal de dos miembros de la banda de Los Petriciolet, que confesaron ser los responsables de la muerte del joven Fernando Martí, puso a temblar a la Procuraduría de Justicia Capitalina. Con esta nueva detención, el proceso penal impulsado en contra de siete personas relacionadas con la organización criminal La Flor queda en suspenso. Este caso ilustra dos de los principales problemas de las organizaciones de la justicia penal en México: la falta de profesionalismo en las investigaciones y la opacidad de los procesos penales. Las investigaciones son endebles y sólo prosperan en un sistema procesal que subsidia las ineficiencias de la policía y en el que las pruebas y alegatos se dan sin publicidad y por escrito. Sin embargo, seguimos dando más atribuciones y ventajas procesales a las organizaciones que han demostrado su ineficacia, falta de profesionalismo y de honestidad. En México, el proceso penal más que una serie de actos dirigidos hacia la prueba, el argumento y la certeza, se ha convertido en un ritual hermético y un acto de fe: “¿Tu crees que sea el verdadero culpable?”.
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