La oposición ya espera con ánimo cualquier iniciativa del Ejecutivo –laboral, energética o fiscal– para responder con duras críticas, transferirle los costos y nombrarse defensores del interés popular. Las distintas bancadas en el Congreso buscarán hacer mejoras menores que no pongan en riesgo a su grupo, pero que calmen el todavía incipiente descontento ante los excesos en el gasto de la clase política y su falta de capacidad de respuesta ante la crisis. En el PRI, sin duda el partido que definirá en última instancia, la labor para su coordinador Francisco Rojas no será tan sencilla como se dice. La exigencia por obtener recursos adicionales por parte de los estados priístas –primordialmente aquellos con representación significativa en el Congreso o bien aquellos con elecciones el próximo año– augura conflictos al interior que podrían mermar la posibilidad de alcanzar acuerdos con otras fuerzas y de presentarse como una opción a la inoperancia del gobierno. No sorprende que la primera comunicación de Rojas como coordinador sea un llamado a la unidad: “para alcanzar nuestros propósitos” mencionó a sus compañeros de partido. El consenso en el Congreso se vislumbra con más impuestos, más recortes al gasto y un déficit público moderado. Sin embargo, el proceso para llegar a ese punto no estará libre de sobresaltos.
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