Aún cuando el mismo nuncio apostólico Christophe Pierre señaló que la visita del Papa Benedicto XVI los días 23 al 26 de marzo no tiene motivaciones políticas, su llegada en tiempos electorales pone en duda dicha declaración. De hecho, la misma Arquidiócesis Primada de México señaló a través de su semanario Desde la Fe que Benedicto XVI podría hablar de política y -como estableció el Arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago- inclusive, temas como la seguridad y paz de México, la pobreza y migración podrían formar parte de su agenda con el Presidente Calderón, y los Secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores. Por lo tanto, al analizar la visita se han de observar dos líneas: por un lado, la agenda política -no electoral- del Vaticano detrás de la visita de Joseph Ratzinger a México; por otro lado, la posible capitalización de la visita por parte de la clase política mexicana, sobre todo del panismo que la promovió. Sin embargo, una lectura más cuidadosa de la agenda papal sugiere que el Vaticano tiene sus propios objetivos y que la discusión política interna respecto a la razón de su visita tiende a perderse.
La sexta visita de un pontífice a México tiene detrás, al menos, tres puntos de agenda política estratégica. En primer lugar, la visita es resultado del desplome en la proporción de católicos en el país visto en el Censo de Población y Vivienda 2010 -lo mismo que justificó la visita reciente a Brasil. En segundo lugar, busca respaldar la agenda del arzobispado mexicano e impulsar iniciativas, particularmente en lo relacionado al freno de la expansión de derechos sexuales y reproductivos en los estados del país. Por último, aumentar el costo político de no aprobar las modificaciones a los artículos 24 y 130 constitucional, que ampliarían la participación en política de la Iglesia Católica en el país al expandir la definición de libertad religiosa y permitir la actividad pública de las instituciones religiosas. Y si bien se podría pensar que la agenda política se complementa con elementos más sociales, la negativa del equipo de Ratzinger de recibir a víctimas de crímenes de sacerdotes pederastas -cosa que sí hizo en otros países- cuestiona esta idea.
Por su parte, la visita Papal intentará ser utilizada para orientar el voto ciudadano a favor de una corriente partidista. Si bien el equipo Papal estableció que Ratzinger no tendrá ninguna reunión con los candidatos a la Presidencia de la República, ninguno de los tres dudó en asistir a Guanajuato para no diferir con su electorado (Gabriel Quadri no ha hecho declaración al respecto). Al respecto, la visita avivará el ala conservadora, grupo que podría intentar capitalizar Josefina Vázquez Mota puesto que -como señaló una encuesta de Reforma a principio del año- el electorado más conservador hoy prefiere a Enrique Peña Nieto sobre ella. Además, si la reunión de Felipe Calderón con el Jefe de Estado del Vaticano trae como resultado un espaldarazo de la estrategia en el tema de seguridad -apoyo establecido por el arzobispado mexicano en el semanario Desde la Fe en distintas ocasiones- podría tener efectos en la aprobación del Presidente y quizá, hasta en el ánimo conservador respecto al PAN.
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