El fallecimiento del secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, en lo que parece ser un accidente aéreo evidencia a un gobierno vulnerable ante la opinión pública y respecto a sus propios procesos de seguridad. Se trata de una emergencia que genera incertidumbre y dudas sobre la comunicación gubernamental por las siguientes razones: el alto perfil del puesto; que se trata del principal funcionario encargado de coordinar la estrategia del gobierno para combatir al crimen organizado y; que es el segundo accidente de esta naturaleza que causa la muerte de un alto funcionario de la administración de Calderón. Por otro lado, el suceso obliga al Presidente a reconsiderar el objetivo que debiera perseguir un secretario de Gobernación y a buscar, dentro de un equipo ya de por sí disminuido, personajes que puedan cumplir con dicho objetivo de cara al inicio de los comicios de 2012.
El manejo de la crisis se ha enfocado en desmentir los rumores acerca de un posible atentado contra el Secretario, asegurando que se trató de un accidente en el que influyeron las condiciones climáticas. Sin embargo, hablar de un accidente envía también un mensaje de vulnerabilidad (si bien de menores proporciones al que enviaría un atentado), ya que demuestra descuidos importantes en los protocolos de protección de altos funcionarios del gobierno y, por lo tanto, genera desconfianza en la población.
Los accidentes en los que fallecieron el secretario Blake, y en su momento Juan Camilo Mouriño, evidencian la necesidad de actualizar la flota aérea del Estado. Sin embargo, se esperaría que, más allá de la antigüedad de la flota, los protocolos de seguridad existentes fuesen lo suficientemente sofisticados para minimizar el riesgo de que ocurran este tipo de accidentes. Aparentemente no lo son, y al no poder prevenirlos se genera la percepción de que los protocolos o no están bien diseñados, o en realidad no se siguen al pie de la letra. Independientemente de las causas, la consecuencia es que un tema que requiere decisiones meramente operativas se vuelve un problema de seguridad nacional que obliga a tomar decisiones apresuradas en un entorno de desconfianza y tensión pre electoral.
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