El Banco de México, preocupado por la dinámica reciente de la inflación, decidió incrementar a 7.75 por ciento su objetivo de tasa de interés. El contexto en el que se toma esta decisión –sugerencias del ejecutivo para bajar tasas, fijación de precios, etc.- y el contenido de su comunicado, sugieren que Banxico hará pleno uso de su autonomía e instrumentos de política monetaria para llevar a cabo su mandato, controlar la inflación. Lo que veremos hacia delante será una lucha continua, del gobierno y el Banco de México, por evitar que las expectativas continúen deteriorándose en un entorno en donde comienza a preocupar más la evolución de los precios que el crecimiento económico. En este juego de percepciones, el Banco de México debe mostrarse como una entidad responsable y autónoma para no poner en riesgo el poder adquisitivo de nuestra moneda. Mientras tanto, el gobierno apuesta a medidas de corto plazo que percibe rentables electoralmente como el control de precios y los subsidios energéticos para mantener la confianza ciudadana. Se trata de una apuesta muy riesgosa que, si pega, sería un hit. Sin embargo, como sucede en este tipo de apuestas, si las causas del aumento de los precios permanecen y siguen empujándolos hacia arriba, el costo para el gobierno y para el país podría ser sumamente elevado. Por lo pronto la inflación anual en la primera quincena de junio se ubicó en 5.28 por ciento –la más elevada desde diciembre de 2004. El panorama se complica…
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