El primer día del mes, Felipe Calderón cumplió cinco años en la presidencia del país. Para conmemorar la fecha, emitió un mensaje para comunicar los logros de su gestión. A pesar de presentar avances en sectores como salud, educación o vivienda, el eje transversal de su discurso fue la seguridad. De acuerdo con el Presidente, el Seguro Popular, los créditos para viviendas o las universidades construidas no son metas en sí mismas, sino que forman parte de un componente -igualar las oportunidades de los mexicanos para reconstruir el tejido social- de su estrategia en seguridad. A un año de dejar el encargo, Calderón parece haber asumido de una vez por todas que el sello de su gobierno no fueron ni el empleo ni el crecimiento. A pesar de tener números rojos en homicidios o desapariciones, su apuesta fue comunicar sus logros en materia de seguridad, ya no desde una posición defensiva, sino de claro y abierto embate.
Esta estrategia, aunque percibida como la última expresión de la obsesión del Presidente, podría ser más bien una opción calculada e, incluso, redituable en términos electorales. Si bien es cierto que el Seguro Popular es la política publica que más le ha ganado aprobación al Presidente, como parte del blindaje electoral los programas sociales se congelarán completamente a partir de mediados de marzo. Ante ello, lo que Calderón buscará es apelar al sector de la población que aprueba su esfuerzo en materia de seguridad. De acuerdo con la encuesta UNIVERSAL/Buendía & Laredo, 41% de los mexicanos creen que desde que Felipe Calderón es presidente, México está mejor y 37% cree que el Presidente debe seguir por el mismo rumbo.
Sin embargo, esta apuesta también tiene riesgos importantes. Por ejemplo, Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, es el único de la lista de los 21 líderes criminales inhabilitados por el Gobierno Federal que fue extraditado y enfrenta un proceso penal en Estados Unidos. Su juicio -que tendrá lugar en plena campaña electoral- podría incidir en la campaña y el discurso oficial pues, entre las pruebas que valorará el juez, están una serie de documentos clasificados que presumen complicidades de autoridades estadounidenses y mexicanas con el narcotráfico. Por otro lado, el expediente que hoy se estudia en la Corte Penal Internacional en México podría resultar en responsabilidades de omisión por parte del gobierno en turno o, al menos, en una extraordinaria fuente de ruido político. En la medida en que escenarios como estos se den, la apuesta del Presidente podría verse significativamente afectada. 2012 podría acabar siendo un año por demás complejo y conflictivo.
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