Este mes el presidente Calderón asume la presidencia del Grupo de Río, mecanismo creado en los ochenta para contribuir a atenuar conflictos regionales en América Latina. Calderón toma las riendas del grupo en un momento particularmente delicado por el operativo que emprendió el gobierno del presidente Uribe de Colombia para acorralar a personajes centrales de la guerrilla terrorista FARC. Lo que hace notable el caso es que el operativo se llevó a cabo en territorio ecuatoriano, lo que ha desatado una situación compleja entre Ecuador y Colombia, a la que se ha sumado, inevitablemente, Hugo Chávez, siempre al acecho de un buen conflicto que aprovechar y publicitar. El presidente Calderón ofreció interceder, para luego retractarse, probablemente al reconocer que la dinámica del conflicto tiene menos que ver con los hechos que con el objetivo de Chávez de explotar una situación en momentos en que confronta una oposición cada vez más madura y efectiva en su propio país. Claramente México tiene poco que ofrecer y nada que ganar en este conflicto, por lo que parece certero que no habrá mayor involucramiento de nuestra parte.
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