La disputa entre el Grupo México y el sindicato de mineros no parece tener fin. La semana pasada se anotó un triunfo Grupo México al retomar el control de la mina con el apoyo de la fuerza pública, desalojando a los huelguistas. Sin embargo, mientras se espera la resolución del amparo contra el fallo que declaró inexistente el estado de huelga, el sindicato dirigido por Gómez Urrutia parece estar dispuesto a escalar el conflicto. La huelga nacional del miércoles pasado y una movilización ante la Secretaría del Trabajo prevista para el día 22 de enero, continúan desestabilizando. La Cámara Minera de México advirtió que se pierden 28 mdd diarios por causa de la huelga. Quizás la apuesta del Grupo México radique en dejar que el deterioro que sufre la economía local por la huelga termine por ahogar a los mineros y sus familias, presionando a los líderes sindicales y generando finalmente un acuerdo. La gran pregunta es si una estrategia temeraria como ésta no acabará siendo suicida para la empresa y la minería en el país: en lugar de buscar acomodos, ambas partes parecen decididas a una confrontación a ultranza.
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