Lo que inició siendo una disputa al interior del PAN se ha convertido en un tema de debate nacional. A inicios de este año, Manuel Clouthier Carrillo presentó una denuncia ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en contra del PAN por negarle el acceso a una precandidatura al Senado por Sinaloa. Finalmente, el tribunal revocó la decisión del partido, que se vio obligado a permitirle el registro a Clouthier. Sin embargo, el diputado con licencia decidió rechazar la precandidatura y ahora busca competir como candidato independiente por la Presidencia. Uno de los debates que han surgido a partir de la aspiración de Clouthier se centra en la factibilidad de su registro como candidato independiente. Sin embargo, es importante, más allá de la discusión actual, analizar cuáles son las ganancias y los peligros potenciales de introducir una figura así en el sistema de partidos políticos imperante en México.
No es la primera vez que en México se presenta una situación así. En 2006 Jorge Castañeda y Víctor Trujillo buscaron competir por la presidencia bajo la figura de la candidatura independiente. El primero inclusive llevó su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, Manuel Clouthier se encuentra ante una situación diferente. La Reforma en materia de Derechos Humanos de 2011 implementó dos modificaciones que colocan al sinaloense en una mejor posición que la de Castañeda. Por un lado, se modificó el artículo 1 de la Constitución estableciendo que la protección de los derechos humanos se hará de conformidad con la Constitución y los tratados internacionales, favoreciendo la protección más amplia de las personas. Por otro lado, se estableció que todas las autoridades deben garantizar la protección de los derechos humanos, por lo que el TEPJF podría analizar la inconstitucionalidad del artículo 175 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE).
Las candidaturas independientes son valoradas dentro de un sistema político pues permiten la apertura de los sistemas de partidos permitiendo la entrada de actores con perfiles más diversos y, en ocasiones, incompatibles con los partidos establecidos. Estos candidatos, por definición, carecen de lealtad y disciplina a los intereses estructurados de los partidos. Sin embargo, no hay que confundir: los candidatos independientes si pueden responder a intereses, y por lo tanto alinear su agenda a éstos. Aunado a lo anterior, otro de los argumentos de quienes defienden las candidaturas independientes, es que la entrada de candidatos externos puede incentivar a los partidos políticos a seleccionar candidatos propios más competitivos y con mejor desempeño. Sin embargo, pese a las ventajas expuestas, las candidaturas independientes se enfrentan a dos grandes problemas. En primer lugar, compiten en desventaja pues no cuentan con las estructuras de movilización y los recursos económicos de los partidos políticos. Por lo tanto, el sistema en sí mismo resulta inequitativo pues sólo aquellos candidatos independientes con abundantes recursos económicos y de comunicación tendrían una posibilidad real de victoria. Por otro lado, dada la falta de estructura de apoyo al interior del Congreso, un hipotético triunfo de un candidato independiente podría llevar a la parálisis del sistema político y por lo tanto a la ingobernabilidad.
En México aún no se está observando una crisis del sistema de partidos como la que se vivió en Ecuador, Venezuela o Perú. Sin embargo, existe un descontento generalizado con el sistema actual. Los posibles beneficios que las candidaturas independientes pueden aportar al sistema político son similares a los que la entrada de nuevos partidos políticos podría traer consigo, eliminando estos últimos además las dificultades a las que se enfrentan las primeras. No se debe perder de vista que ser ciudadano no implica tener buenas intenciones y ser político tener malas. La aspiración de Manuel Clouthier es la perfecta excusa para cuestionar y reintroducir al debate público el tema de la reforma política, en donde las candidaturas independientes no son el objetivo per se, sino la introducción de reglas que permitan eliminar el monopolio de la política que existe en la actualidad. En este sentido, el debate en torno a los requisitos para el registro de nuevos partidos políticos es crucial.
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